SOCIEDAD › UN MANUAL DE ESTILO PARA REDACTAR LAS LEYES EN IDIOMA ESPAñOL COMPRENSIBLE

Para que alguien los entienda

Por acuerdo de ambas Cámaras, el Congreso sacó un manual de estilo que deberán seguir senadores y diputados. Evita términos discriminadores, ordena el uso del femenino en cargos, profesiones y oficios. Algunos proyectos eran incomprensibles.

 Por Mariana Carbajal

Diputados y senadores deberán evitar el lenguaje sexista y apelar a oraciones simples y claras a la hora de redactar sus proyectos. Parece una obviedad, pero algunos textos parlamentarios están plagados de párrafos confusos, floreados por metáforas, o con una exageración del uso del genérico masculino. Desde ahora deberán respetar un manual de estilo, que por primera vez se consensuó y aprobó entre las secretarías parlamentarias de ambas cámaras y que contiene diversas recomendaciones para lograr que las iniciativas legislativas sean más accesibles a la ciudadanía y no incluyan un lenguaje discriminatorio. Entre otras premisas, se propone utilizar “el femenino en cargos, títulos profesionales, oficios y demás actividades toda vez que corresponda”.

“Es una guía de estilo que contiene pautas orientadoras”, explicó la diputada Claudia Bernazza, vicepresidenta de la Comisión de Modernización del Funcionamiento Parlamentario de la Cámara de Diputados, que trabajó en el último año en la elaboración del manual. “Se pretende ir hacia textos normativos cada vez más sencillos y fáciles de interpretar”, agregó. Por iniciativa de la diputada Juliana Di Tullio, del Frente para la Victoria, se buscó erradicar el lenguaje sexista, para visibilizar la existencia de las mujeres, que suele quedar oculta tras el uso masivo del genérico masculino, indicó Bernazza, también del FpV.

La utilización de términos en otro idioma solo cuando no exista un equivalente similar en español, elegir un lenguaje llano, oraciones sencillas, párrafos cortos, con información clara y precisa, en voz activa y no pasiva, son algunas de los consejos contenidos en las “Pautas de estilo” para la elaboración de documentos legislativos, aprobadas por las secretarías parlamentarias de las dos cámaras. También se sugiere no recurrir a los gerundios para evitar su uso incorrecto. Y siempre que sea posible usar sustantivos genéricos o colectivos en lugar del masculino genérico.

Para elaborar el manual, la comisión de Modernización del Funcionamiento Parlamentario de Diputados, presidida por la macrista Paula Bertol, convocó a miembros de la Biblioteca y la Imprenta del Congreso, así como a profesionales del Instituto de Capacitación Parlamentaria de la Cámara de Diputados (ICAP) y del Programa de Fortalecimiento Institucional del Senado, entre otros organismos que fueron consultados.

Las pautas aprobadas aconsejan evitar los preámbulos o expresiones que no agreguen información al texto o que dificulten su interpretación. “Debemos dejar en claro que estas pautas pretenden contribuir a la actividad legislativa a partir de un servicio de orientación a la hora de redactar textos. En ningún caso pretenden sustituir la voluntad de los legisladores o afectar la ponderación que éstos hacen a la hora de redactar un proyecto o dictamen. El objetivo perseguido es mucho más simple: incorporar criterios de redacción que faciliten la función legislativa y la comprensión de los textos legales por parte de los ciudadanos”, agregó la diputada Bernazza.

No es necesario hurgar demasiado en el archivo legislativo para encontrar textos herméticos como el siguiente extraído de los fundamentos de un proyecto de ley para fijar el régimen de acefalía y reglamentar el artículo 88 de la Constitución nacional: “Así las cosas, creo llegado el caso que el Congreso dirima la vexata questio, porque en estos días todos se han apoyado en la Constitución para sustentar posturas francamente disímiles; y en verdad, aun apelando a la historia, fuente de la Constitución material, no es sencillo afirmar que una u otra posición es clara e inequívocamente la correcta”.

O como el siguiente, extraído de un proyecto que busca “eliminar la producción, comercialización y venta de cualquier elemento de uso médico, odontológico y de uso domiciliario que contengan mercurio que se fabrique o sea objeto de comercialización en la actualidad”. En sus fundamentos, la iniciativa dice: “En sus compuestos, el mercurio se encuentra en los estados de oxidación 2+, 1+ y más bajos; por ejemplo, HgCl2, Hg2Cl2 o Hg3(AsF6)2. A menudo los átomos de mercurio presentan dos enlaces covalentes; por ejemplo, ClHgCl o ClHgHgCl. Algunas sales de mercurio(II), por ejemplo, Hg(NO3)2 o Hg(ClO4)2, son muy solubles en agua y por lo general están disociadas. Las soluciones acuosas de estas sales reaccionan como ácidos fuertes a causa de la hidrólisis que ocurre. Otras sales de mercurio (III), como HgCl2 o Hg(Cn)2, también se disuelven en agua, pero en solución sólo están poco disociadas. Hay compuestos en que los átomos de mercurio están directamente enlazados a átomos de carbono o de nitrógeno; por ejemplo, H3CHgCH3 o H3CCONHHgNHCOCH3. En complejos, como K2(HgI4), a menudo tiene tres o cuatro enlaces”. ¿Se entendió? ¿Le quedó alguna duda?

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La diputada Claudia Bernazza (FpV) trabajó en el último año en la elaboración del manual.
 
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