SOCIEDAD

El Consejo de la Niñez salió a pedirle a Grassi que no hablara

Norberto Liswky emitió un comunicado donde le pide prudencia al sacerdote en sus declaraciones. Advirtió sobre “comportamientos y exteriorizaciones cuyas características conmueven e inquietan innecesariamente a niños y adolescentes directa e indirectamente vinculados”.

Norberto Liwsky se decidió por un gesto claramente político frente al imbrincado proceso del cura Julio Grassi. El titular del Consejo de la Niñez, Adolescencia y Familia salió con los tapones de punta para pedirle prudencia al sacerdote por sus aún polémicas declaraciones públicas. A partir de la evaluación de los informes elaborados por los distintos organismos ligados a las áreas de minoridad en la ciudad de Buenos Aires y en la provincia, Liswky decidió llamar al orden al cura y a los integrantes de la fundación. Para el titular del organismo, la excesiva visibilidad del cura es un peligro para los chicos que se encuentran con alguien de “singular carisma y con gravísimas imputaciones”.
Liswky primero ordenó una serie de medidas que incluyeron evaluaciones y el pedido a la Auditoría General de la Nación para que pusiera en marcha una investigación en la Fundación Felices los Niños. En esa línea, fue además quien denunció que desde hacía dos años existían acusaciones contra el sacerdote que no se habían investigado.
Mientras el cura Grassi vive sus primeros días de libertad condicionada, el Consejo intenta poner un poco de moderación entre quienes festejan la liberación como un sobreseimiento. El Consejo, según Liwsky, “se pronuncia a favor de la necesaria prudencia que debe abarcar a todas las personas e instituciones involucradas, una prudencia que debe llamar a la reflexión de los comportamientos y exteriorizaciones cuyas características conmueven e inquietan innecesariamente a niños y adolescentes directa e indirectamente vinculados”.
Liwsky optó por expresarse de este modo después de evaluar una serie de informes presentados por organismos que de uno u otro modo están relacionados con la Fundación. Esos organismos son fundamentalmente dos: la Subsecretaría de Minoridad provincial y del Consejo de los Derechos de Niñas y Niños y Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires. Además de estos elementos, el director del Consejo tomó en cuenta los dictámenes de la dirección de Asuntos Legales y Auditoría Interna del Consejo de la Ciudad. Con esos resultados, Liwsky convocó a una reunión a representantes del ámbito judicial, autoridades de los organismos vinculados a las políticas de infancia de Capital y provincia y además a Raúl Portal, actualmente director de la Fundación Grassi.
Para quienes evalúan la historia de este caso, el aire mediático que el cura Grassi obtiene en distintos canales de televisión es un problema serio para los más chicos. Ese discurso, según Liwsky, “de alguien con gravísimas imputaciones determina un peligroso desplazamiento de valores éticos”. Por eso la advertencia no sólo fue dirigida al cura sino a cada uno de sus colaboradores: “La necesaria prudencia debe abarcar a todas las personas involucradas” ya que –dijo– las “exteriorizaciones inquietan innecesariamente” a los chicos.

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Grassi, al ser liberado, volvió a hablar sobre los chicos que lo imputaron.
 
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