SOCIEDAD

Cortarse las manos hasta sangrar, un juego de moda entre los chicos

En una escuela de Garín aparecieron 73 chicos con cortes. El juego se llama “abecedario” y consiste en marcar la piel con las uñas hasta lastimarse. Quien más resiste, es más valiente.

La maestra de sexto grado vio la marca, una herida infectada en la pequeña mano de su alumno.
–¿Cómo te lo hiciste? –le preguntó.
–Jugando al abecedario, seño.
“El abecedario” se llama el juego de autoflagelación que se ha puesto de moda entre niños y púberes de varios puntos del conurbano, la Capital, y hasta en un pueblo del interior mendocino. Ayer el jueguito se hizo noticia a partir de la divulgación policial de 73 casos de chicos de una escuela de Garín que aparecieron con marcas de cortes en las manos: a cada letra se menciona una palabra que empiece con ella y se pasa con fuerza la uña sobre la piel. “El que aguanta más es el mejor”, sintetizó uno de lo heridos. Los docentes del colegio decidieron denunciar las lesiones y asumir la situación como síntoma de un largo proceso de violencia y de pérdida de la estima en chicos que padecen desde el desempleo de su padres, al hambre que hace doler y quita la dignidad humana.
Lo del abecedario sería una mezcla entre el viejo Tutifruti y “lo tumbero”, manera casi tan antigua como el juego de palabras de nombrar a lo carcelario. Pero no sería, al menos ayer se lo negaron a este diario las docentes que han visto marcas en sus alumnos, una consecuencia del programa “Tumberos” en el que se habría divulgado el cruel entretenimiento. Más bien, el sentido lúdico del juego, su concepto, es el del dolor o la flagelación, y el límite de cada niño para soportarlo. “La verdad es que les preguntamos a los chicos por la fuente del juego, de dónde salió –contó a Página/12 Leticia Silva, vicedirectora de la Escuela 27 de Garín–. Ninguno nombró el programa. Para ellos es un juego: les pareció una locura que los hiciéramos revisar por médicos y que se realizara una reflexión sobre el tema.” “Es el abecedario. El que se la banca más es un capo”, fue la manera en que en general los chicos de la escuela ubicada en la esquina de La Rioja y Manuel Arias, del barrio Villa Angélica, explicaron el divertimento de la polémica.
Adriana Donadío, directora de Educación General Básica, de la Dirección General de Escuelas bonaerense, habló ayer con los responsables del distrito de las marcas. “Estamos preocupados porque son nuevas conductas que aparecen a partir de nuevas prácticas sociales. Esto tiene que ver con la circunstancia histórica por la cual atraviesan los chicos. Son señales donde la escuela debe ocuparse profundamente”, le dijo a Página/12 la funcionaria. Donadío admitió que no es la primera vez que tiene noticias sobre estas marcas o heridas en las manos de los alumnos del primario. No sólo en Garín los docentes son los primeros quienes saben lo que les ocurre a los chicos. En la Escuela 27, ninguno de los 73 papás de alumnos con cortes en las manos se dieron cuenta antes que los maestros. Y en otros puntos, sobre todo en las zonas de alta población del conurbano, los docentes también han percibido casos parecidos.
“Sí, hay algunos directores que estaban viendo esto y en consecuencia estamos trabajando desde ahora en el asunto con las áreas de psicología y salud de la Dirección”, contó Donadío. En las reuniones que por distrito escolar las autoridades de Educación han mantenido con los directores de escuela se ha contado que se observa a los alumnos y alumnas “haciéndose marcas en las manos o en los brazos”. “Las primeras noticias eran que llegaban a lastimarse con lapiceras, y en algunos casos se detectaron infecciones”, informó. En la Escuela 27, los maestros de quinto, sexto y séptimo grado comenzaron a ver heridas en las manos de sus alumnos el jueves pasado. De 400 alumnos detectaron marcas en 49 chicos. La directora solicitó entonces al centro de salud de Garín que enviara personal a la escuela, pero los médicos estaban en un operativo detectando casos de desnutrición. El viernes se descubrieron más casos: sumaron 73 en total.
El lunes terminaron las revisiones médicas: hubo 4 prescripciones de antitetánica, y 15 recetas de antibióticos para paliar las infecciones. ¿Qué significan las marcas? Sandra Biason, maestra de la Escuela 171 del sector más pobre de La Matanza, primero descree del efecto mediático. “Hace tanto que los nuestros son tumberos que ese programa no les puede dar nada nuevo. Mis alumnos tienen un montón de familiares en la cárcel, los he visto hacerse los puntos de ‘muerte a la cana’. Se los dibujan con birome”. . e.” En el caso de los chicos de Garín no hubo aproximación directa a la subcultura carcelaria. Para la directora de la Escuela 27 es “la violencia generalizada” y “la poca valorización de su propio cuerpo” lo que se pone en juego. Leticia ayer estaba impresionada por la búsqueda de los medios. “Vapulearon a los maestros –se quejó–. Y me hubiera gustado que filmaran cuando cada día tienen cuatro o seis alumnos que no han comido y juntan el dinero para prepararles algo en la cocina, para poder seguir dándoles clases.”

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Tras encontrarse con el hecho, las autoridades de la EGB 27 hicieron revisar a los chicos.
 
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