SOCIEDAD › EN SANTA FE, DOS HOMBRES ATACARON LA CASA DEL EX JEFE DE DROGAS PELIGROSAS

Disparos sobre la casa del comisario

El ataque contra la vivienda de Alejandro Franganillo se produjo durante la madrugada y no hubo heridos. El ex titular de Drogas Peligrosas dijo desconocer las razones del atentado.

 Por José Maggi

Desde Rosario

La vivienda del comisario retirado Alejandro Franganillo, en la localidad santafesina de Granadero Baigorria, fue baleada en los primeros minutos de ayer. Hace algunas semanas, la casa del propio gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, había sido baleada. Franganillo fue el jefe antidrogas de la provincia en la gobernación de Jorge Obeid, de la mano de la camarista federal Laura Inés Cosidoy, embanderada por algunos sectores con la lucha antinarcóticos, pero asumida como amiga del genocida Leopoldo Galtieri. Franganillo fue confirmado por Hermes Binner en el primer tramo de su gobierno, hasta 2008, cuando se retiró. Es consultado y odiado por igual por sus pares. Las hipótesis del ataque van desde el peso de su testimonio en causas de su época de jefe hasta la más doméstica: la venganza de dealers de su propio barrio que sospechan que los delató.

Franganillo no oculta la forma en que vive, austera, con su madre y su esposa, más un hijo adulto, con quienes comparte la vivienda baleada. “Los tiros fueron después de las doce de la noche, ya estábamos durmiendo con mi esposa, y mi madre, cuando me despertaron doce o trece detonaciones. Al levantarme vi los impactos, dos de los cuales entraron en la casa de abajo, mientras hubo disparos en la casa de arriba, donde vive mi hijo de 35 años.”

Las cápsulas y ojivas recuperadas eran de nueve milímetros. Según pudo escuchar el comisario, se usó una pistola de ese calibre “en posición automática”, que empuñaba un hombre junto a otro a bordo de una moto que circuló de Este a Oeste y desplegó la ráfaga sobre la propiedad de Catriel 674, en el barrio Martín Fierro, de Granadero Baigorria.

“Los motivos son desconcertantes porque hace cinco años que me fui de la fuerza, no tengo poder de decisión que pueda influir en alguien, no tengo enemistad manifiesta con ninguna persona, no debo dinero; todos saben la vida que hago todos los días. Me levanto a las seis de la mañana, mando mi nieta al transporte, voy, tomo un café en la estación de servicio, hago los mandados, salgo a caminar y vuelvo a ver qué otra tarea me toca hacer en mi casa. Esa es mi vida”, confiesa.

En ese orden, asegura que “vivo de la jubilación que me dio mi actividad como comisario general, por la que cobro 16.800 pesos por mes, después de 31 años de servicio”.

Franganillo dice no saber “de dónde viene” el ataque. “Lo que no puedo dejar de decir es que tenía para hoy previsto declarar en un juicio de drogas que se suspendió.” El expediente es el 384/08 de la Justicia federal, por infracción a la ley de drogas. El nombre del imputado es Ricardo Francisco Basalto, quien fue detenido con 37 kilos de marihuana.

Después, el comisario se refiere a los tiroteos en su propio barrio, donde dos familias se han estado cruzando muertes, por rencillas y negocios. Sin dudarlo, desembarca en el punto más polémico de la charla: la lucha antinarco. “Al narcotráfico se lo combate con cultura, educación y un sueldo digno para el policía. Con 5700 pesos que gana un agente no se puede. La tentación hace al ladrón. Con esa plata no se puede convivir con el delito y la corrupción.”

Y deja caer la frase: “El gobierno tiene que pensar que están mandando a estos chicos con pistolas y, como dijo Napoleón, todo hombre tiene su precio. Imagínense un agente con ese sueldo y un hijo enfermo. Pregúntenle si con lo que gana no está tentado a cometer errores”, dice con ánimo de polémica.

Y pregunta: “¿Qué pasaría por la cabeza de un vigilante que necesita 20 mil pesos para curar a su hijo y se lo ofreciera un narco?”.

–¿Pero usted cree que el delito del narcotráfico se resuelve en la casa de un agente policial o en el despacho del jefe antinarcóticos?

–Mire, se define con el poder político, que es el que tiene que llevar las riendas. El poder político define más que el jefe de drogas, porque es el que define más y mejor trabajo, más cultura y profesionalización, y sueldos dignos. ¿Usted cree que el jefe de Drogas resuelve algo?

–Dígalo usted, que fue jefe antinarcóticos...

–Bueno, yo fui un jefe muy especial, porque llegué con el apoyo del gobernador Obeid y con el apoyo incondicional de la Justicia federal. Cuando usted tiene esos apoyos, puede resolverlo.

Franganillo se jacta de haber sido el único que detuvo a Ariel Cantero, el jefe de Los Monos. Era la época de la guerra con Los Garompa. “El Mono grande pasó por una sierra de carnicero a uno de la otra banda, de apellido Pel. Lo cortaron en pedazos y lo enterraron a cuatro metros. Llamaron y dijeron donde estaba porque la madre de la víctima pidió que se lo entregaran de algún modo. Y lo encontramos así”.

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“Me despertaron doce o trece detonaciones. Al levantarme vi los impactos”, contó Franganillo.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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