SOCIEDAD › CALCULAN EN MAS DE 13 MIL LOS MUERTOS POR EL CALOR EN FRANCIA

Cuando el sol se vuelve tragedia

Las empresas fúnebres dicen que ya llevan 13.600 servicios más que en agosto del año pasado. Chirac, cada vez más criticado.

 Por Eduardo Febbro

Las últimas cifras divulgadas por las pompas fúnebres francesas y algunas dependencias sanitarias del Estado hielan literalmente la sangre: la ola de calor que hizo de Francia y de otros países de Europa un hervidero de almas durante la primera quincena de agosto dejó un saldo de muertos mucho más elevado que las primeras estimaciones oficiales. Las cifras iniciales daban cuanta de unos 5000 muertos víctimas del calor. Las de ahora casi multiplican por tres esos cálculos. Según las Pompas Fúnebres Generales (PFG) hasta el momento se registraron 13.632 decesos suplementarios en el curso del mes de agosto. François Aubart, presidente de la coordinación médica en los hospitales, juzgó que las cifras eran seguramente “probables, dada la mortalidad que se registró en los hospitales”. A su vez, el ministro francés de Salud, de quien se dice podía pagar con su cabeza los errores cometidos, subrayó que la mayoría de las muertes se había producido fuera de los hospitales.
El silencio del gobierno a lo largo de los días tórridos, los reiterados llamados en el vacío de los responsables médicos y la crisis política que siguió cuando se empezó a conocer la dimensión del desastre sanitario obligaron al presidente Jacques Chirac a salir de su reserva. Ayer, el mandatario pidió a sus ministros que presentaran un informe “exhaustivo” sobre las consecuencias de la ola de calor.
El primer Consejo de Ministros que se celebrará hoy luego del período de las vacaciones estará en buena parte consagrado al elevado número de muertos y a la forma en que los ministros correspondientes administraron la crisis. Según trascendió en fuentes de la presidencia francesa, el Consejo de Ministros “examinará la acción gubernamental” frente a la hecatombe. Acorralado por el volumen de los decesos y las críticas sobre la manera en que reaccionó, el jefe de gobierno, Jean Pierre Raffarin, prefiere ganar tiempo y remitirse a un estudio científico posterior que establecerá “mediante cifras fiables el grado de mortalidad ocasionado por la canícula”. Según el primer ministro, la misión de evaluación llevará cerca de un mes.
Sin embargo, los porcentajes adelantados por las PFG –que manejan el 25 por ciento del mercado funerario del país– tienden a probar que las alertas lanzadas en la primera semana de agosto no eran en vano. El alcalde socialista de la capital francesa, Bertrand Delanoë, precisó por ejemplo que entre el 1º y el 8 de agosto, nada más que en París se produjeron 1474 muertos suplementarios. Las Pompas Fúnebres calculan que en toda la región de París los muertos deberían sumar más de 3400. No obstante, el mismo organismo proyecta aun cifras más elevadas ya que habla de la posibilidad de 5000 decesos. Otro dato siniestro viene a sustentar la veracidad de los anuncios. La empresa que fabrica los acolchados destinados a los ataúdes reveló que triplicó sus ventas en agosto. Su director declaró que “por lo general entregamos unos 3000 acolchados pero, hasta el día de hoy, hemos suministrado más de 10 mil y los pedidos siguen llegando”.
Presidencia y gobierno se encuentran ahora bajo el fuego cruzado de los ataques de la oposición, principalmente socialista y ecologista. El primer secretario del Partido Socialista francés, François Hollande, pidió que se creara una comisión parlamentaria a fin de investigar cómo pudo llegarse a una catástrofe semejante sin que, pese a los reclamos públicos de los bomberos y los hospitales, ningún miembro del Ejecutivo tomara medidas de urgencia. Los grupos socialistas y comunistas de la Asamblea Nacional ya entregaron una petición parlamentaria destinada a aclarar las condiciones de la crisis sanitaria desatada por el sol. En un momento la situación fue tan crítica que hasta la Cruz Roja tuvo que intervenir con material en elterritorio francés. Tras la publicación de las cifras suministradas por las Pompas Fúnebres, el Sindicato de Médicos de Francia denunció la existencia de una “catástrofe sanitaria sin precedentes”. Yves Contassot, el portavoz de los verdes franceses, exigió al presidente Jacques Chirac que pidiera disculpas por lo ocurrido. Según Contassot, “cuando desaparece la población de una ciudad como Saint Jean de Luz no se puede permanecer en silencio. Jacques Chirac debe pedir disculpas a los franceses por su ausencia de reacción”. El ministro de Justicia, Dominique Perben, denunció la existencia de “una polémica indecente”. Sin embargo, luego de la renuncia del director general de la Salud, Lucien Abenhaim, la polémica se torna más densa con el correr de los días.

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Los responsables de las pompas fúnebres dicen que no dan abasto con el trabajo que tienen.
 
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