SOCIEDAD › 90 MIL EVACUADOS Y 1600 EDIFICIOS QUEMADOS EN FORT MCMURRAY, CANADA

Ciudad arrasada por el fuego

Un voraz incendio se desató en una zona forestal en la provincia de Alberta. El fuego avanzó sobre la ciudad de Fort McMurray, que debió ser evacuada por completo. No se registraron víctimas, pero se trata de la peor emergencia en Canadá.

Densas humaredas que se elevaban al cielo, cientos de árboles en llamas, autopistas colapsadas y lenguas de fuego que acechaban a los pozos petrolíferos conforman el cuadro desatado por el incendio que empezó en una zona forestal de Canadá el último fin de semana, pero que desde el martes se extendió por la provincia de Alberta. Más de 250 bomberos, 12 helicópteros y 17 aviones trabajan denodadamente para extinguir el siniestro, cuyo origen se desconoce. Las autoridades declararon el estado de emergencia y ordenaron la evacuación de 90 mil personas, aunque no reportaron víctimas. El fuego afectó prácticamente toda la ciudad de Fort McMurray, otrora motor económico del noroeste del país, avanzó sobre unos 1600 edificios y amenaza incluso el aeropuerto local. Sus residentes debieron huir por dos atascadísimas rutas principales. Las estaciones de servicio limitan la provisión de combustible a 50 litros por cliente y hay esperas de hasta cuatro horas para realizar recargas.

La provincia de Alberta es conocida en Canadá por su industria petrolera de la que depende económicamente gran parte de la población. Fort McMurray está en medio de la tercera reserva de petróleo más importante del mundo, después de Arabia Saudita y Venezuela. El incendio que se desató el fin de semana multiplicó su magnitud por cinco, al punto que numerosas dotaciones de bomberos hasta ayer se mostraban incapaces de controlarlo. Además, las altas temperaturas y los fuertes vientos dificultaban las tareas. “La ciudad fue arrasada por el fuego”, dijo Darby Allen, jefe de bomberos local, para quien la jornada de ayer resultó “devastadora”. Las llamas avanzaron hacia el centro y desataron todas las alarmas.

Mientras el fuego recrudece y las autoridades decretaron la evacuación obligatoria, la primera ministra de Alberta, Rachel Notley, declaró que están “concentrados totalmente en asegurar la seguridad de la población y sacarlos de la ciudad”. En esa línea, el ministro de Seguridad Pública de Canadá, Ralph Goodale, recomendó a los residentes afectados acatar las instrucciones “por su propia seguridad”.

La evacuación obligatoria de la ciudad fue precisamente la de mayor importancia en la historia de Alberta, que debió cerrar las autovías 63 y 881 hacia Fort McMurray a todos los desplazamientos que no sean esenciales. De hecho, el centro médico Regional Northern Lights –único hospital de la ciudad– debió evacuar pacientes y personal sanitario después de que el fuego se acercó al lugar. Asimismo se reportó la destrucción de los barrios Beacon Hill y Centennial Trailer Park, en tanto los de Abasand, Wood Buffalo, Dickensfield y Waterways registraron “daños menores” y la comida comenzó a escasear.

Miles de personas que habían abandonado Fort McMurray el martes por la tarde para buscar refugio en comunidades aledañas tuvieron que volver a empacar y partir de nuevo. Muchos directamente se movilizaron hacia Lac La Biche y Edmonton, 450 kilómetros al sur de Fort McMurray. En medio de faltantes de gasolina en el área, miembros de la Real Policía Montada de Canadá fueron puerta a puerta para asegurarse que todas las personas afectadas salieran y portaran con ellas bidones de gasolina con el objeto de ayudar a los conductores varados en las autopistas que pugnaban por arribar a alguna estación de servicio.

Los funcionarios también decretaron evacuar a los miembros de ANZAC (el ejército conjunto de Canadá y Nueva Zelanda) y la aldea de Gregoire Lake Estates, localizada a unos 50 kilómetros al sur de la ciudad sacudida por el incendio. Muchas instituciones deportivas cedieron sus instalaciones, por lo que canchas cubiertas de básquet se transformaron en improvisadas tiendas de campaña para los refugiados. Por el momento no se registraron víctimas a causa del fuego, que también amenazó el aeropuerto con enormes columnas de humo en los alrededores. Todos los vuelos comerciales fueron suspendidos.

En relación con estos sucesos, el primer ministro canadiense Justin Trudeau resaltó la “buena voluntad de la ciudadanía” al agradecer donaciones individuales para los damnificados, que el gobierno reenviará a los esfuerzos de la Cruz Roja en Fort McMurray.

Por el momento, las arenas bituminosas no se encontraban en el camino de las llamas. Aun así las empresas petrolíferas centraron sus esfuerzos en ayudar a los empleados y en proteger los oleoductos afectados. La consultora austríaca JBC Energy estima que serán aproximadamente 500 mil barriles por día los que se perderán, en tanto otros analistas hablan del cierre de algunos oleoductos en la región. Debido al incendio, en Nueva York el petróleo cerró con leve alza.

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Las lenguas de fuego rodean las viviendas de Fort McMurray.
 
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