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Los compañeros de Junior se llevaron los pupitres, las sillas y cerraron el aula de la masacre. A partir de mañana tomarán clases en la sala de artes del colegio Islas Malvinas de Carmen de Patagones. Los responsables de la Dirección General de Escuelas están convencidos de que esta semana la escuela recuperará la supuesta normalidad. El presentismo llegó al 85 y 90 por ciento entre jueves y viernes. Creen que los chicos ya superaron el miedo. El estudiante de Cachi, en tanto, ayer estaba en condiciones de abandonar el hospital. La jueza Silvia Bustos Rallé considera que podría volver a la escuela “apoyado firmemente por profesionales psicopedagogos y psicólogos”.
La mudanza de los chicos de Patagones empezó y terminó el viernes pasado. Los compañeros de Junior cargaron sillas y pupitres y los llevaron al aula de artes. Los alumnos eligieron ese espacio para reemplazar el aula de los trece disparos que a partir de ahora quedará cerrada: “Todavía no sabemos cuál será el destino final de esa aula”, le advertía a Página/12 un funcionario de la Dirección General de Escuelas bonaerense. “De momento el cambio ya funciona como un hito –continuó–: recién ahora los chicos podrán empezar a proyectarse”. En el salón de arte, agregó, “están las producciones de los chicos de toda la escuela, los de primer año se comprometieron ahora a cuidar todo ese material como propio”.
El cambio de espacio no es un tema menor, sobre todo para quienes trabajan en la reconstrucción de Patagones. Hasta ahora los compañeros de Junior no habían querido dejar el aula de la masacre. Recién lo hicieron el viernes, a una semana de trabajar con especialistas sobre aquellos recuerdos fragmentados que cada uno preservaba de lo que sucedió el día de los disparos. “Recién cuando ellos pudieron armar una historia completa a partir de esos cientos de imágenes fragmentadas o de pequeños flashes, recién en ese momento lograron pedir el cambio de aula”, le explicó a este diario un técnico del gabinete de psicopedagogos, psicólogos y especialistas en salud mental del Ministerio de Educación que trabaja desde la masacre en la escuela de Patagones. “La elección del nuevo espacio –continuó– les va a permitir salir del lugar simbólico y real de la tragedia para volver a situarse como alumnos.”
Hacia el fin de semana la escuela estará en condiciones de volver a cierta normalidad. Según las expectativas del gobierno, entre el jueves y viernes estará funcionando sin los niveles de ausentismo que la semana pasada alcanzó a un 40 por ciento. Los especialistas seguirán trabajando en reuniones con docentes, alumnos y padres, que en este momento se dividen “entre quienes aún se sienten muy perturbados y aquellos que están ansiosos por volver a un orden anterior como si nada hubiese pasado”, evaluó Delia Méndez, segunda del área de la Dirección General de Escuelas. En la escuela de Cachi, en tanto, las clases volverán a la normalidad el día martes. La secretaria de Gestión Educativa, Graciela Mohedas, adelantó que “se reanudarán el martes próximo normalmente”.
Entre hoy y el martes, el pequeño de 11 años que protagonizó los dos disparos podría abandonar el hospital de Cachi donde sigue internado por una crisis nerviosa. Cuando salga, lo trasladarán a la capital provincial, a disposición del juzgado. “Es inimputable –dijo la jueza–, pero ello no significa que no pueda recibir algún tipo de sanción.” Consideró que en “el peor de los casos” sería internado en un instituto de menores y, “en el mejor”, volvería a Cachi y a la escuela, “pero apoyado firmemente por profesionales psicopedagogos y psicólogos”.