SOCIEDAD › LA PRINCIPAL HIPOTESIS RELACIONA EL CRIMEN CON LAS DROGAS

Tras la pista de una red mafiosa

La familia de Mauricio Ponce de León fue recibida por Kirchner. A la familia no la convence que el caso se cierre en los cuatro jóvenes detenidos y sospecha de algún poder oculto. Aníbal Fernández aseguró que no se admitirá el “encubrimiento de funcionarios”.

 Por Horacio Cecchi

Toda la información que surge alrededor del brutal asesinato de Mauricio Ponce de León empuja a incógnitas y dudas, por no decir sospechas. El martes pasado, la policía anunciaba la resolución del caso y explicaba que se trató de un intento de secuestro. Pero, tal como anticipó Página/12, ayer el fiscal subrogante de Dolores, Miglio Salmo, aseguró que “no se trabaja sobre la hipótesis del secuestro”, y no descartó que estuvieran siguiendo la pista de las drogas. También ayer, la propia familia de la víctima fue recibida por el presidente Néstor Kirchner. ¿Qué irían a pedir si el caso fue resuelto? Al término de la misma, el ministro de Interior, Aníbal Fernández, rechazó la posibilidad de encubrimientos de funcionarios. El botón de oro lo da una curiosa situación: Salmo reemplaza al fiscal original, Eduardo Campos Campos, quien pidió licencia por estrés apenas le llegó la causa. El instructor de la fiscalía de Campos Campos, Diego Benzi, es de Chascomús. El primer día, antes del estrés de su jefe, pidió ser apartado del caso: no se reveló por qué, pero desde ese día, Benzi vuelve de los tribunales de Dolores acompañado por un patrullero.
“La hipótesis de que se proyectaba un secuestro no está comprobada –señaló ayer el fiscal Salmo a Radio Continental–. Si fue un motivo por distribución y comercio de drogas, esa hipótesis surgiría de declaraciones.” A partir de esa información, como adelantara Página/12, la hipótesis comienza a concentrarse por fuera de la indemnización cobrada por Mauricio.
De los cuatro detenidos, Pablo Brandoni es el que ofrece el perfil menos coincidente con la treintena de puñaladas asestadas a Mauricio (muchas de ellas con la saña de una tortura), aunque eso no lo exculpe ni lo inculpe, ni acuse a los otros tres. Este diario tuvo acceso a una carta escrita de su puño y letra a su familia, en la que aseguraba no ser un asesino. “Quiero ayudar a los padres de Perico”, dice Pablo en la carta. Y, de paso, revela algo que llama a sorpresa: “Estoy en el mismo calabozo que el Colo”, dice Pablo en su carta escrita el jueves. Según los familiares de Pablo, el Colo es Néstor Torrado, otro de los detenidos por el crimen. Desde el punto de vista policial, el Colo es inocente. Tanto como Matías Bustingorri. “Los otros dos (por Pablo y Diego Urquiaga) –según la misma versión– están hasta las manos.”
Ya sea que el olfato policial esté en lo cierto o tenga moquillo, que un peligroso criminal y un inocente (cualquiera lo sea, si es que alguno lo es) compartan calabozo, forma parte de un grueso error o de una sutil interpretación de la convivencia carcelaria y sus correctivos. Sutileza que toma cuerpo si se recuerda que Pablo fue el primero que blanqueó el asesinato, cuando el domingo pasado reveló a Américo “yo sé quién mató a su hijo”.
En realidad, los cuatro detenidos y la historia misma del caso se van rodeando de una serie de datos confundidos entre versiones, y de versiones que pasan por datos. “Esta es una ciudad pero sigue siendo un pueblo chico”, dijo uno de los vecinos de Chascomús entrevistados por este diario. Entre esas historias que se adosaron al caso, la del Club de Empleados tiene su condimento. Es vox populi que antes del remate el club estaba sumido en deudas. Según su presidente, Rubén Bricio, una hipoteca denunciada por un tal Juan Manuel Toves, en el Juzgado Civil 20 de La Plata por 60 mil dólares es el inicio de la caída en desgracia del club. Bricio asegura que la hipoteca “es un invento”. Según los vecinos, había deudas con todo Chascomús.
Según una versión, Mauricio estaba de novio hace tiempo con la hija de una conocida de Bricio. Siguiendo esa versión, fue así que Bricio se contactó con el joven y, después de enterarse del cobro de la indemnización, ofreció que se asociara con él: Mauricio cubría las deudas y se quedaba con un piso y él con el otro. No está claro qué piso correspondería a cada quién en la propuesta. En la planta alta funciona el bailable Lennon, que en otra época era la Bolivian Blues, cerrado después de lo de Cromañón. En la planta baja, el All Sport Café, concesionado por Leonardo Tanzi. El fondo del local es la sede del club. Bricio justificó que no se tomaran fotos del fondo porque “es un desorden”. Vecinos del club aseguran que entre el desorden hay perdidos un croupier, tapetes verdes y alguna rueda con bocha y números. Bricio fue diputado provincial por el PJ en el ’83. Hacia él giran las sospechas cuando las versiones mencionan a un político del PJ, en coincidencia con la toma de posesión del edificio por parte de Mauricio, seis días antes de su muerte. Según Mabel, duda de sospechar de Bricio porque, en todo caso, Mauricio rechazó la sociedad hace dos años.
El All Sport de la planta baja también tiene su condimento. Concesionado por Tanzi, es el bar de mayor afluencia nocturna de jóvenes en Chascomús. Tanzi, de 38 años, intachable para los vecinos, también es dueño de Arroba, un cibercafé a cuadra y media. Bustingorri entraba y salía detrás de la barra del All Sport como si fuera un empleado, de tanta confianza gozaba. El Colo Torrado, el compañero de celda de Pablo, hacía lo mismo en el Arroba.
Bricio dijo a este diario que al All Sport el club no le cobraba alquiler, aunque otros aseguraron que Tanzi pagaba 800 pesos. Con la venta del edificio, Tanzi habló con los nuevos dueños y arregló un nuevo contrato por tres mil. Pero hasta que se arreglaron las nuevas cifras, Tanzi, el All Sport, Matías y el Colo y todo el movimiento que ocurría dentro quedaron colgados de tres puntos suspensivos con la angustia y las posibles deudas que ello pudiera generar. Finalmente, se acordó la firma para el martes 1º de marzo. Pero el All Sport quedó en el aire: el sábado, Mauricio apareció muerto.

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Néstor Kirchner abraza a Susana, madre de Mauricio. Detrás, el padre, Américo, y Mabel, la tía.
 
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