SOCIEDAD › LA LLEVARON AL BANCO DE OTRA CIUDAD

Un asalto con tour

El periplo que le tocó recorrer era impensable. La mujer fue asaltada en su casa de la localidad puntana de Justo Daract. Eran tres hombres que la mantuvieron cautiva durante más de una hora, la quemaron con cigarrillos y la obligaron a dirigirse hasta un banco ubicado a 45 kilómetros de distancia para extraer 50 mil pesos que había cobrado por el seguro de vida de su marido fallecido.

Vilma Lucero, de 40 años, vive en la calle Pedernera 150, de Justo Daract, a 140 kilómetros de la ciudad de San Luis. El martes pasado, a las 8 de la mañana, un hombre golpeó a la puerta de su casa.

“Yo esperaba que llegara una amiga. Cuando abrí me encontré con que no era mi amiga, sino que estaba el hombre que me iba a hacer pasar los momentos más terribles”, dijo.

Según fuentes policiales, “el hombre es alto y morocho y le dijo que venía de parte de su sobrino Julio, que vive en San Luis”. La mención de ese nombre hizo que la mujer tomara confianza y al abrir la puerta, el delincuente la tomó de un brazo, le tapó la boca y la tiró sobre un sillón de dos cuerpos y comenzó a amenazarla y a exigirle dinero.

“Me pedía que le diera 80 mil pesos, pero yo no tenía ese dinero. Igual, el hombre tenía información precisa de cuánto le podía dar y dónde estaba guardado”, aseguró. La mujer entregó 2800 pesos.

Aunque Lucero trató de convencer al ladrón de que no tenía más dinero, el asaltante la golpeó y le aseguró que “sabía que había 50 mil pesos guardados en la sucursal Villa Mercedes del Banco Río y hasta el nombre de la persona con la que la mujer había concurrido a hacer el depósito”, dijo la fuente policial. Después, el asaltante le ordenó que saliera a la calle y caminara dos cuadras, hasta un auto rojo donde los esperaban dos cómplices que la llevarían a Villa Mercedes mientras el primero se quedaría en su casa con sus tres hijos que dormían. La mujer y el dúo llegaron a Villa Mercedes. Lucero fue al banco, le pidió a la empleada la llave de la caja de seguridad, retiró el dinero y lo entregó a los ladrones. Después la llevaron de vuelta hasta la casa. La mujer creía que todo había terminado, pero al entrar descubrió que el primer ladrón estaba dentro. La tomó del brazo y la quemó con un cigarrillo para que no hiciera la denuncia. Después se fue. Los hijos de Lucero nunca se enteraron del caso.

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