SOCIEDAD › RIOS NO IBA A ATACAR EN MUNRO, SINO QUE ACOMPAÑABA A SU MADRE

Un sospechoso apto para declarar

Martín Ríos mantuvo silencio ante la jueza. Las pericias decidirán si es imputable o no. La insólita historia sobre su detención.

 Por Raúl Kollmann

El supuesto francotirador de Belgrano no preparaba ningún ataque en Munro, sino que acompañó a su madre a comprar ropa a una fábrica textil de esa localidad. El problema es que, mientras esperaba afuera, el auto se cerró con las llaves adentro y Ríos intentó abrirlo. Eso ya lo convirtió en sospechoso de robo. Pero a eso se agrega que –tal como adelantó Página/12– el joven tiene problemas de esfínteres y ello lo llevó a orinar a la luz pública, según dicen los vecinos, haciendo cruces con el chorro. Todos esos elementos llamaron la atención de un vecino, que a su vez avisó a un vigilador privado, Mario Attardo, desplazado de la Policía Bonaerense hace dos años. Attardo le hizo frente, Ríos se le rebeló y tras avisar al jefe de calle de la Bonaerense en la zona, los integrantes de un patrullero, junto a Attardo, terminaron de reducirlo. Ayer, Ríos se negó a declarar ante la jueza y ahora la pelota quedará en el campo del Cuerpo Médico Forense, que deberá resolver –con la asistencia de peritos de parte– si el joven es imputable o inimputable. Ayer se le hizo un examen previo que determinó que se ubica en tiempo y espacio, pero los verdaderos estudios empezarán no bien lo ordene la magistrada.

Este diario relató el sábado que Ríos fue detenido por una casualidad, como ocurrió en otros casos famosos en el mundo. Los hechos vinculados con la detención ocurrieron de la siguiente manera: el viernes a la tarde, Ríos acompañó a su mamá a hacer compras a Munro. Mientras la mujer estaba en una fábrica textil, el joven quedó afuera con el auto: el problema fue que en un momento determinado cerró las puertas del vehículo con las llaves adentro. Entonces fue a la fábrica a avisarle a su madre. Según relató ayer la vendedora, la reacción de la mujer fue de enojo: “Tengo un hijo que es un tarado”, habría dicho la mujer según ese relato. Entonces volvió por su cuenta a Belgrano a buscar una copia de la llave. Mientras tanto, el joven se quedó allí, dando vueltas alrededor del auto. Por la situación de tensión terminó orinando en plena calle.

El azar, entonces, o la condición mental de Ríos, lo llevaron a hacer esos movimientos extraños y luego el mérito fue del vecino que los percibió, Attardo que intervino y la respuesta de los hombres del patrullero. Ya en la seccional tercera de Vicente López, el comisario percibió que podía tratarse del francotirador y se comunicó con su par de la comisaría 33ª de la Policía Federal, Ricardo Torre, a cargo de la investigación. Fue fundamental en ese momento la existencia de una batería de evidencias listas. Había siete identikits, un peritaje completo de los proyectiles y la idea de que el agresor vivía en la zona de los ataques. Lo que sí está claro es que la detención no se dio gracias a la investigación y el sujeto ni siquiera estaba en la mira: los últimos proyectiles que compró en forma oficial datan de 2003 y los que tenía encima los compró, en el mercado negro, en el Gran Buenos Aires.

Son varios los hechos que describen la personalidad de Ríos:

- La madre misma, mientras compraba la ropa, le dijo a la vendedora que su hijo “es un tarado, un tonto”.

- Esta idea de que el joven tenía una especie de atraso mental fue deslizada también por el padre a un investigador: “Es como Forrest Gump”, dijo, refiriéndose al protagonista de la película del mismo nombre.

- Tal como relató este diario, los problemas de Ríos incluían la enuresis, que consiste en orinarse en la cama.

- En la comisaría de Munro repetía una y otra vez “estoy cuidando el auto de mi mamá”, pese a que ya le habían detectado el arma, dos cargadores y una riñonera con 27 proyectiles. Luego se quedó en cuclillas en una esquina del calabozo, con los ojos cerrados.

- Varios testigos declararon que cuando disparó en Cabildo y José Hernández tenía auriculares en los oídos. Se pensó que era una forma de protegerse del ruido. Luego los investigadores encontraron que se incentivaba con la música. No con rock pesado, como entendieron los efectivos que hicieron el allanamiento, sino con música de raperos norteamericanos.

- En la parte de atrás del hombro tiene un tatuaje que simboliza la muerte: una calavera y una espada. Tiene otros tatuajes en su brazo.

- El joven carecía de amigos, andaba solo y mirando al vacío durante largas horas cada día.

- En la causa judicial figura que tenía cierta adicción por el “Counter Striker”, un videojuego que consiste en matar a todos los adversarios, hasta que no queda ninguno, salvo el protagonista. El juego es del estilo “First Person Shooter”, o sea Tirador en Primera Persona.

- Ríos venía con inconvenientes desde la escuela primaria, realizada en un colegio religioso. No se podía integrar y terminó a duras penas.

- El secundario fue también muy difícil: él sostiene que lo marginaban.

- En algún momento fue asistido por un psiquiatra de la Obra Social de Pilotos.

Como suele suceder en muchos casos, es posible que la familia tenga una especie de negación de lo que ocurre, según evalúan los investigadores. La familia de Ríos sostenía que Martín no llevaba el arma encima, que la dejaba en su pieza y que era inofensivo. Lo cierto es que la conducta anormal de Ríos terminó produciendo su detención. Ayer, el superintendente de Seguridad Bonaerense, Daniel Rago, felicitó a todos los hombres que intervinieron, incluso a Attardo, cuya presencia fue providencial.

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El joven de Belgrano fue llevado a declarar, pero se negó.
 
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