SOCIEDAD › LA PRIMERA MUERTE POR HANTAVIRUS EN LA CAPITAL FEDERAL

Malas noticias que trae un ratón

La víctima fue un veterinario que vivía en Mataderos y trabajaba en un haras de La Plata. Las ratas porteñas no contagian la enfermedad, pero los especialistas advierten que la presencia del ratón portador crece en el Gran Buenos Aires.

 Por Eduardo Videla

Por primera vez, se produjo en la ciudad de Buenos Aires un caso fatal de hantavirus, una enfermedad cuyo principal agente transmisor es un ratón silvestre, el colilargo. La víctima, un médico veterinario que vivía en el barrio de Mataderos, trabajaba en un haras en el partido de La Plata, donde habría contraído la enfermedad. Así lo aseguran los médicos del Hospital Muñiz, quienes afirman que las ratas porteñas no son transmisoras de la enfermedad, a diferencia del colilargo, habitante de las zonas rurales de la provincia de Buenos Aires. Si bien tranquilizaron a los porteños, los profesionales alertaron sobre la presencia cada vez más acechante del ratón portador en las zonas periurbanas del Gran Buenos Aires. La Argentina es líder continental en materia de contagios de la enfermedad: en seis años se registraron 371 casos –sobre un total de casi 600 en todo el hemisferio–, de los cuales 98 resultaron fatales.
El fallecimiento del médico se produjo el miércoles en el Hospital Muñiz. Según informó a Página/12 Jorge San Juan, jefe de Atención de Pacientes Infecciosos Críticos del Muñiz, el hombre había manifestado los primeros síntomas el viernes último: un estado febril y dolores musculares que se intensificaron durante el fin de semana hasta derivar en una insuficiencia respiratoria. “El martes fue internado, con un cuadro de neumonía grave, en el Hospital Santojanni, donde sólo estuvo una horas. Se lo derivó de inmediato al Muñiz, donde se le diagnosticó hantavirus”, explicó San Juan.
En el último año y medio, el Muñiz atendió cinco casos de hantavirus. Cuatro de ellos correspondieron a pacientes domiciliados en el Gran Buenos Aires, quienes fueron dados de alta. El quinto fue el del veterinario de Mataderos, que realizaba tareas de inseminación artificial de yeguas de raza, en un campo ubicado en el kilómetro 65 de la Ruta 2, en el partido de La Plata.
La enfermedad se detectó en la Argentina en 1994 en Orán, provincia de Salta, un año después que en Estados Unidos. “En realidad, se le puso nombre propio a una enfermedad que se venía registrando desde hacía años y que los médicos de la zona denominaban síndrome de Orán”, explicó a Página/12 el epidemiólogo Alfredo Seijo, jefe de Zoonosis del Muñiz.
Desde entonces, la enfermedad se consolidó en tres zonas: el norte del país (Salta y Jujuy), el centro (Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba) y la región patagónica. “En los primeros años, la mortalidad era de un 50 por ciento de los casos. Pero a partir de 1996, al existir un mayor nivel de alerta entre los médicos y un diagnóstico más temprano, descendió a un promedio del 26,5 por ciento”, agregó Seijo.
En un principio, la mayor virulencia se registró en el norte, donde se llevan notificados 170 casos (de los cuales 111 se produjeron en Salta). Pero en los últimos meses se advirtió un preocupante crecimiento de contagios en la región central (138 casos), especialmente en la provincia de Buenos Aires, mientras que en la Patagonia suman 63. “Se presume que con el cambio climático, las lluvias y las inundaciones, el ratón, se va mudando desde su hábitat natural, las zonas rurales hasta la periferia de las ciudades”, describe el doctor San Juan.
Por ahora, el hantavirus no tiene cura ni existe vacuna capaz de prevenirlo. “La única posibilidad que tenemos es aplicar un tratamiento de sostén, para mantener las funciones vitales del paciente mientras las defensas de su organismo libran su batalla con el virus”, explica Seijo. De la prevalencia de uno u otro dependerá la vida del paciente.
Según los especialistas, la ciudad de Buenos Aires está a salvo de la enfermedad pues “las ratas urbanas, esas que aparecen en las casas o viven en baldíos o villas de emergencia no son reservorio del hantavirus”, dice Seijo.
Si un ratón de campo llega a la ciudad en un tren de carga o en un camión ¿podría contagiar a los ratones de la ciudad? “No, porque lanaturaleza de la rata urbana no admite el virus –responde el especialista–. Pero sí podría contagiar a una persona.”
La ciudad registra un solo caso de contagio autóctono, pero no fue a partir de un ratón sino de la sangre de un paciente infectado. Es el caso de la doctora Regina Levi, el primer caso probado en el mundo de contagio interhumano de hantavirus, quien logró sobrevivir a la enfermedad.
El ratón portador de hanta no presenta síntomas. Elimina el virus en gran cantidad a través de su orina, materia fecal o saliva. El contagio se produce cuando el hombre inhala el virus, concentrado en un ambiente sin ventilación (galpones o graneros) o esparcido en forma de fluido en el pasto. El contagio entre personas, considerado por los especialistas como excepcional, se produce a través de la sangre o la saliva.
Como prevención, los expertos recomiendan restringir la disponibilidad de alimentos al colilargo (granos o basura), ventilar los lugares cerrados y extremar la limpieza. En el caso de producirse síntomas (fiebre, dolores musculares y cefaleas) se debe consultar de inmediato al médico: el período de incubación es de 21 días, pero el cuadro más grave aparece entre 5 o 6 días después de los primeros signos.

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El jefe de terapia intensiva del Muñiz, Jorge San Juan, confirmó la muerte por hantavirus.
 
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