EL PAíS › DESTROZARON Y SAQUEARON LA CASA DE UN DIPUTADO

El santiagazo como parodia

Una multitud sin duda organizada hizo lo que quiso en la casa del santiagueño José Figueroa. La víctima, que organizaba un acto con Menem para hoy, acusa del vandalismo al ex gobernador Juárez.

 Por Santiago Rodríguez

No se lo puede calificar como un magnicidio porque el oportuno reflejo de esconderse dentro de un placard lo puso a salvo de sus agresores. Aun si otro hubiese sido el desenlace, tampoco cabría del todo calificarlo de ese modo porque, a pesar de haberse desempeñado como secretario de Acción Social, el actual diputado menemista José Figueroa no es Magno ni mucho menos. Sin embargo, el ataque del que fue objeto ayer por parte de unos 400 presuntos militantes de la Juventud Peronista que ingresaron a su casa en Santiago del Estero, la saquearon y la destrozaron, da cierto crédito a aquellos que vienen advirtiendo sobre una “interna sucia” en el PJ y a las palabras de los candidatos que manifestaron su temor de ser asesinados durante la campaña. Figueroa, de hecho, atribuyó el ataque a una puja con el caudillo santiagueño Carlos Juárez por su decisión de postularse para la gobernación provincial y Carlos Menem suspendió el acto proselitista que tenía previsto realizar hoy en ese distrito.
“Nunca usé este tipo de métodos, a pesar de que fui muchas veces amenazado, incluso de muerte. Por lo tanto nadie puede decir que yo tengo algo que ver en los desgraciados sucesos de esta mañana”, afirmó Juárez. El viejo caudillo y cinco veces gobernador explicó que “lo que ha pasado acá, es un hecho aislado, producto de unos vándalos que enturbiaron una manifestación pacífica de gente que se quería manifestar pacíficamente” y adelantó que invitará a Menem a visitar la provincia.
Figueroa tiene otra visión de los hechos y acusó directamente por el ataque a Juárez y su esposa y también precandidata a la gobernación, Mercedes “Nina” Aragonés. “La intención de los atacantes era matarme, ingresaron al grito de ‘Nina o muerte’. Me tuve que ocultar en el interior de un placard en el altillo”, contó el referente santiagueño del menemismo que el próximo 15 de setiembre competirá por la gobernación, así como que los manifestantes llegaron al lugar en camiones de “Vialidad provincial”.
Lo que está fuera de discusión es que una vez en la casa de Figueroa los manifestantes hicieron lo que quisieron sin que la policía interviniera. “Vivo a tres cuadras de la sede de la policía provincial y no mandaron ni un patrullero. A la Federal le dije que había 400 personas y le pedí gente y me mandaron dos agentes”, se quejaría más tarde el diputado menemista.
A sus anchas, los manifestantes entraron al domicilio, rompieron todo lo que quedó a su alcance –incluidos los coches de Figueroa– y también se llevaron electrodomésticos y otras pertenencias del diputado. Por la tarde, fueron detenidas 30 personas sospechadas de haber participado del ataque, aunque no se informó si tenían militancia política.
En el momento del ataque Figueroa y las otras seis personas que estaban en la casa –entre sus hijos, las empleadas domésticas y algunos asesores que habían llegado a trabajar en la organización del acto de Menem– corrieron al altillo y se refugiaron dentro del placard salvador. “No sólo destrozaron camas, cortinas, adornos y hasta los azulejos de la pileta de natación, sino que también robaron televisores, vestimenta y vajilla de cocina y pintaron inscripciones ‘Pepe ladrón y traidor’”, precisó Figueroa y volvió a cargar las tintas sobre los Juárez: “Esto fue un intento por proscribirme porque el pueblo quiere que yo sea gobernador y ellos no quieren perder la hegemonía ni el manejo económico de la provincia.”
En diálogo con Página/12, el ex secretario de Acción Social fue todavía más allá. “Acá había un obispo, (Gerardo) Sueldo, que denunciaba todos los negociados y hace unos años terminó muerto en un accidente al chocar con unos caballos cerca de Santiago del Estero”. Y por si fuera poco agregó: “También está el caso del ex gobernador (César) Iturre que después fue diputado nacional; cuando terminó su mandato se autoexilió en Asunción por la persecución de los Juárez y apareció muerto en su casa en circunstancias que nunca se aclararon porque no se hizo autopsia.” Juárez no se quedó atrás. “Figueroa –dijo– tiene muchas deudas que pagar con el pueblo de la provincia, por todo lo que ha hecho con sus negocios a través de oficinas de préstamo que puso el Banco Platense.”
Figueroa habló con Menem y con su jefe de campaña, Alberto Kohan, y los tres resolvieron suspender el acto que el ex presidente pensaba encabezar hoy en Santiago del Estero. Menem aprovechó el episodio para tratar de lavar su imagen: señaló que “es indispensable” que las autoridades garanticen el “desarrollo transparente y pacífico” del proceso electoral y añadió que “el artero ataque contra la vivienda de Figueroa se suma a las denuncias de persecuciones y amenazas ya formuladas por los doctores (Adolfo) Rodríguez Saá y (Néstor) Kirchner, y a las agresiones padecidas fuera del país por Juan Carlos Romero”. En verdad, a quien Rodríguez Saá acusó de estar detrás de un posible atentado contra su vida fue a Menem, cuya mención de Romero también fue en beneficio propio: el salteño y precandidato presidencial del PJ no fue agredido en el exterior, sino que sufrió uno de los escraches que Menem también conoce ya en carne propia.
Los voceros menemistas salieron, además, a despegarse de lo ocurrido. “La decisión de Menem de no ir es un modo de condenar esa forma de hacer política”, aseguraron y subrayaron que “lo que pasó obedece a peleas locales; si querían quemar a Menem, esperaban al acto de mañana y listo”.
En la Casa Rosada también hablaron de un “problema interno” santiagueño. El ministro del Interior, Jorge Matzkin, le transmitió personalmente su solidaridad a Figueroa y también habló del tema con Juárez.
El que desentonó con el discurso del menemismo y el Gobierno fue Figueroa al explicar que “el acto se suspendió porque acá no está en juego la vida de Menem y la mía, sino la de todos los dirigentes que nos acompañan”. Y por involucrar a los Juárez también involucró a Menem, cuando vinculó al ataque al diputado provincial y líder de la JP Carlos Anauate. “Este muchacho, para el que voy a pedir una rinoscopia, venía diciendo que acá –comentó– no hay peronismo sin los Juárez y que a quienes vinieran a usurparles el lugar, les iba a dar un escarmiento.”

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José Figueroa, con uno de sus autos volcado a sus espaldas, se queja de la impunidad de los atacantes.
 
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