SOCIEDAD › UN HOMBRE Y SUS DOS HIJOS MUERTOS EN UN DEPARTAMENTO

Tragedia familiar en Once

Los vecinos del edificio de Pasteur 197 denunciaron que del segundo piso salía un olor nauseabundo. La policía encontró tres cadáveres. Un posible pacto suicida entre las hipótesis.

Un olor nauseabundo se sentía desde hace varios días en los pasillos del edificio, ubicado en Pasteur 197, en el barrio porteño de Once. Provenía del 2º A, donde vivía un visitador médico, de 65 años, junto a sus dos hijos. Los inquilinos, cansados y preocupados a su vez por lo que ocurría en el departamento, llamaron a la policía. Allí, ayer a la tarde, se encontraron con el peor escenario. Los tres estaban muertos. Aunque el avanzado estado de descomposición de los cuerpos impidió a los investigadores saber el modo en que murieron, la hipótesis más fuerte es que la familia habría hecho un pacto suicida.

Los cuerpos fueron hallados en una habitación del lugar, donde había dos camas de una plaza. En una, yacía el padre, un ciudadano peruano de apellido Soto Castro, y en la otra, la hija de 30 años. Ambos estaban prolijamente tapados con un acolchado. En el medio de los dos, tirado en el piso, se halló el cuerpo del hijo, de 25 años. Tenía en su mano un revólver calibre 32, pero con sólo dos de las seis balas del tambor disparadas.

El avanzado estado de putrefacción dificultó la tarea de los peritos, que no pudieron determinar las heridas que presentaban los cuerpos y si realmente estaban baleados. De todos modos, los investigadores analizan en este momento varias hipótesis. Una de ellas es que se haya perpetrado un doble homicidio seguido de suicidio, en el que uno de los integrantes de la familia mató a los otros dos a disparos y luego se quitó la vida.

Sin embargo, el arma fue disparada dos veces, por lo cual pierde fuerza esta explicación. “Me falta una bala”, dijo uno de los peritos en el lugar del hecho. En este caso, el hijo menor tendría un rol protagónico al tener en su mano el arma del crimen. “Fue el último en morir, eso lo tenemos claro porque por la forma en que estaban tapados su padre y su hermana recostados en la cama, es el único que pudo hacerlo”, explicó.

Otra de las hipótesis es que la familia haya cometido un pacto suicida a través de un envenenamiento. El hallazgo de tres vasos en la cocina les permitió a los investigadores evaluar esa posibilidad. Fueron secuestrados para pericias. “Tenían problemas con el pago del alquiler y por cosas que encontramos en la casa parecía que estaban en plena mudanza”, dijo un vocero judicial. Otra posibilidad es que el padre haya envenenado a los dos hijos y luego resolviera suicidarse.

Lo que sí está por completo descartado es que haya participado una cuarta persona o se trate de otro tipo de delito. “La casa estaba ordenada, no hay ningún signo de robo o de homicidio calificado. La puerta estaba con llave, cerrada por dentro con una semivuelta y las dos únicas vías de escape son dos ventanas que dan a la calle en las que no había huella”, contó un investigador.

Los vecinos relataron a la policía que no veían a la familia desde el domingo pasado, día en el que se habría cometido el crimen. “El domingo los vi que entraban a la hora del partido Boca-River y después no los vi más”, contó un vecino del edificio. También señaló que el martes se comenzó a sentir un olor “nauseabundo” que salía de la casa. “Pensamos que era de cloacas, pero era olor a nicho, a cementerio”, contó.

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El barrio de Once quedó conmocionado por la aparición de los tres cuerpos ya en descomposición.
 
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