SOCIEDAD

Las incógnitas de una muerte

Natalia Fraticelli apareció muerta en su habitación el 20 de mayo de 2000. La investigación preliminar halló medicamentos inapropiados en sangre, pero también signos de un estrangulamiento que, al asfixiarla, la mató. Tenía 15 años, un retraso mental para el que su madre, según surgió en la investigación, le administraba medicamentos contraindicados para su condición. Al momento de morir, de acuerdo con las declaraciones de la causa, Natalia estaba sola en su casa: su hermano adoptivo, quien entonces tenía 18 años, pasaba la noche en casa de una abuela; sus padres, según dijeron, habían salido por separado, puesto que la pareja ya no era sino una ficción social para el pueblo. En mayo de 2002, aun cuando Carlos Fraticelli insistía con la hipótesis de un ladrón que habría entrado en la casa subrepticiamente y habría asesinado a Natalia al saberse descubierto, un tribunal santafesino condenó a Fraticelli y Dieser a prisión perpetua como coautores del homicidio doblemente calificado de su hija. Desde la cárcel comenzaron las continuas presentaciones de recursos judiciales, apelando sin éxito en todas las instancias de la Justicia provincial. Pero luego una apelación llegó a la Corte Suprema y determinó que, a cuatro años de haber sido condenados, la máxima instancia judicial nacional anulara la sentencia y ordenara que se dictara un nuevo fallo. A partir de entonces, Fraticelli y Dieser recuperaron la libertad, aunque de manera provisional. Esta sentencia vuelve definitiva esa vida fuera de la cárcel.

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