SOCIEDAD › ARGENTINOS Y BRASILEÑOS EN COPENHAGUE

Una reunión en busca de consensos

 Por Cledis Candelaresi

Desde Copenhague

En este escenario en el que se juega un nuevo marco para la economía internacional, Argentina y Brasil parecen olvidar las disputas que emergen del comercio bilateral. Por el contrario, el canciller Jorge Taiana estuvo ayer reunido en el hotel Radisson Bleu con el negociador de ese país, Luis Figueredo Machado, y la candidata presidencial por el PT, Dilma Rouseff, consensuando criterios para actuar en este ámbito donde las disputas intestinas del Mercosur no tallan.

Ambas naciones pertenecen al G-77, núcleo de subdesarrollados que en este evento supo alzar su voz para enfrentar la impertinencia de las naciones más ricas y llegó a producir una parcial parálisis en las negociaciones. Desde esa tribuna común, los dos países sudamericanos se oponen al afán de los Estados Unidos de comprometer a ese bloque menos aventajado en un recorte obligatorio de emisiones. También están hermanadas en el anhelo de evitar que un acuerdo internacional sea la puerta para que esa nación interfiera en los modos de producir de otros países, imponiendo barreras comerciales que tomen como excusa que sus industrias no son lo suficientemente “limpias”.

Pero cada uno da esa batalla desde un lugar y con un peso relativo bien diferentes. Brasil integra junto con China, Sudáfrica, India y México el sub bloque de los emergentes grandes, que por la envergadura de sus economías adquieren un status diferente: no pueden dejar de proponer algún esfuerzo para contaminar menos y hay dudas de que una ayuda económica para adaptar sus economías a los cambios que impone el clima llegue a sus arcas.

A sabiendas de aquello, Brasil ya propuso un recorte voluntario en su aporte contaminador de entre el 36 y 38 por ciento, básicamente limitando la deforestación. La nación gobernada por Inácio Lula da Silva bien sabe que el destino del Amazonas, uno de los grandes pulmones del planeta, difícilmente pueda quedar librado al exclusivo designio de sus políticas internas. También por eso su compromiso y apuesta fuerte en esta cumbre. Algo similar a lo que ocurre con China, que también formuló alguna propuesta para limitar sus emisiones de carbono. Igual los indios.

Argentina no se puede ubicar en esa troupe de grandes, pero tampoco está en los extremos de los estados insulares a punto de desaparecer bajo el océano, ni siquiera en el lugar de otros del continente, como Bolivia o Ecuador. Aunque, varios pasos atrás, sigue a México, a Brasil y a Venezuela en el ranking contaminador de Latinoamérica y su economía es, en términos relativos, lo suficientemente robusta como para que no califique de primera mano como receptora de la ayuda económica a recibir por los subdesarrollados, según se está discutiendo ahora.

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