SOCIEDAD › LA PARAPSICOLOGA QUE DICE HABER ATENDIDO A MARIA MARTA

“Me habló de infidelidad”

 Por Raúl Kollmann

“Las dos últimas veces que María Marta estuvo en este consultorio la vi angustiada y ella me habló sobre una infidelidad del marido. Lo vivía como una traición. Especialmente en la última ocasión, yo le tiré las cartas y toda la cuestión de la infidelidad nos llevó a hablar de divorcio y separación. Con lo que yo percibí en las consultas, no tengo dudas de que el motivo del asesinato fue pasional. Allí había un drama.” Estas revelaciones pertenecen a Sara, una parapsicóloga que tiene su consultorio en General Rodríguez y que atiende a numerosas señoras de distintos countries de la zona de Pilar y Escobar. En diálogo con Página/12, Sara además dejó traslucir que la infidelidad sospechada por María Marta era entre su marido y una integrante de la familia. Por ello, cree que quien la mató era una persona allegada –”muy cercana”– a la víctima. La parapsicóloga ya sabe que será citada por la justicia y no se amparará en el secreto profesional por tratarse de un homicidio en el que su clienta fue la víctima.
La aparición de Sara se produjo a raíz de un llamado de una oyente al programa El Exprimidor, de Radioshow. Esa oyente relató que hace más de un año estuvo en el consultorio de una parapsicóloga y que en la sala de espera creía haber visto a María Marta García Belsunce. Minutos después, Sara admitió que María Marta estuvo en su consultorio cuatro veces, una en Luján y las otras tres en el actual consultorio de General Rodríguez.
Aunque no fue fácil convencerla, Sara aceptó un diálogo con este diario en su consultorio. En verdad, se trata de una quinta, a unos 400 metros de la ruta 7, con una casa de nivel medio y un parque de más de media cuadra: no es un gran chalet ni una vivienda elemental. Tal vez la idea más nítida del estilo la da el auto estacionado en el garaje, un Renault 19. En ningún momento Sara quiso dar su apellido ni mostró interés en expandir su clientela: por ejemplo, no aceptó fotos ni estar ante una cámara de frente.
Es sabido que en los countries y entre las mujeres de mayor poder adquisitivo está instalada la moda de consultar a parapsicólogas, tarotistas, expertas en números, cartas o borras de café. Sara es una de las personas a las que consultan y exhibe un cierto nivel cultural: no parece a priori la versión femenina del inmortal manosanta creado por Alberto Olmedo. Al mismo tiempo, está claro que todo lo que afirma es incomprobable por ahora; perfectamente podría ser una impostora con no se sabe qué objetivo, pero ya sabe que va a tener que declarar ante la justicia y si miente corre el peligro de ser imputada de falso testimonio.
Ante este diario exhibió una agenda del año pasado en la que figuraban sus cinco o seis citas diarias, entre ellas las de María Marta. La última, el 2 de junio de 2002, cuatro meses antes del asesinato. “Las primeras veces venía a hacer cromoterapia, que es lograr el equilibrio a través de la elección y análisis de los colores. Supongo que me llegó recomendada por otra mujer de la zona. Es obvio que quienes vienen a una consulta en busca de estas terapias lo hacen porque cargan con una angustia. En María Marta eso se veía, aunque hablaba poco”, recuerda Sara.
“La segunda visita tuvo como objetivo hacer un trabajo de numerología y astrología –siguió la parapsicóloga–. Ella estaba por encarar un proyecto profesional y quería saber cómo le iba a salir. Pero ya desde el tercer encuentro, y en especial en el cuarto, apareció la cuestión de la infidelidad. En esa última consulta, ella me pidió que le tirara las cartas y cuando uno lo hace tiene un diálogo con el paciente. Ahí fue cuando ella me habló más claramente de la infidelidad de su marido. Era muy recta, noble y lo vivía como una traición. Yo le hablé de que debía ser cauta y que era mejor una separación o un divorcio a un fuerte desorden familiar. Ella se quedó callada.”
–Por sus diálogos con ella, ¿usted cree que el marido es el responsable del asesinato?
–Nooo, yo no puedo afirmar nada de eso porque sería poco serio. Sí puedo decir que percibí que la infidelidad era con una integrante de la familia y tal vez eso, mezclado con la amenaza de separación o divorcio y el peligro de un escándalo, desató una pasión de alguien del entorno más inmediato. De mis charlas con ella me quedó una visión que hoy me lleva a creer, sin dudas, que el asesinato de María Marta tuvo una motivación pasional. No vi en ella una actitud desesperada, pero sí percibí drama -completó Sara.

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