La Dirección de Juventud se creó en Ituzaingó a mediados de 2011. La conduce Evangelina Dosso, militante del Movimiento Evita. Y al poco tiempo en ese ámbito surgió el programa “La esquina de mi barrio”, una apuesta a recuperar ese lugar que suelen ocupar los adolescentes y jóvenes, bajo una mirada estigmatizante de parte los adultos. “Hay jóvenes que todavía no están en un espacio organizado como un centro de estudiantes u organizaciones políticas o no tienen una referencia fuerte con lo que es la escuela. Pensamos que era válido ir a escucharlos, a poner la oreja y acompañarlos. Sobre todo respetando la propia identidad. No actuar con esa lógica que tiene para bien y para mal a veces el Estado, homogeneizando algunas cosas. Ir a la esquina respetando la identidad todo el tiempo y a escuchar lo que pasa ahí”, explica Julián Aceituno, coordinador del programa “La esquina del barrio”.

–Es muy artesanal. Durante una semana vamos a hablar con los pibes, los escuchamos, vemos cómo se puede acompañar algo que quieren hacer, un recital, un mural, graffitis y armamos la volanteada juntos, se lleva el sonido. Es una construcción con los pibes de la esquina. Genera un desafío porque cuando terminás de organizar todo, y quedás en encontrarte al día siguiente a las 6 de la tarde, por ahí no van. En la escuela, sabés que de 1 a 5 de la tarde los encontrás; en la esquina, si no lográs el compromiso, no.

–Sí, y cada vez más. Este año empezamos con una esquina que se llama La Esquina Solidaria. Los pibes con los que venimos laburando eligen a una persona del barrio para hacer una movida solidaria. La otra vez, en Villa León, eligieron una iglesia evangelista, y juntaron ropa para la pastora. Se hizo una movida con un jardín de infantes y con una salita de salud. En barrio del Lazo pidieron libros para una biblioteca popular que se está armando, trabajaron también para un comedor. Se nota el proceso de organización con los pibes, que es cada vez más sólido. Son espacios conflictivos, donde pasan cosas como en todos lados, pero también son lugares de encuentro, de organización. Los pibes no tienen celulares, pero se encuentran a determinada hora y graban un CD de música rap. Para eso necesitás organizarte. Los pibes evidentemente tienen sus formas de organizarse, tienen sus intereses. Muchas veces los encuadres que se les ofrecen son complejos. Ahí en la esquina hay muchas cosas valorables. La idea es revalorar la esquina del barrio, que fue muy estigmatizada en los ’90 y romper con ese discurso de que hay que sacar a los pibes de ahí y meterlos allá. Está bueno para los vecinos también. Va el patrullero para cortar la calle para que los pibes toquen, y la policía también se entera de que los pibes hacen un montón de cosas. Ahí surge la revista Vamos las pibas.