SOCIEDAD › OPINION

La justicia porno

Por Sergio Sinay

En la jerga del cine porno se llama gang bang a las películas en las cuales un grupo de hombres copula con una mujer. Todos contra una. Generalmente, en esas películas la mujer mantiene una actitud pasiva mientras los hombres hacen uso del cuerpo de ella a piacere, sin el menor cuidado, inventiva o atención hacia lo que ella desea, siente o necesita. No suelen ser violaciones, pero se le parecen. A lo largo de la historia, la pornografía escrita, pintada, fotografiada o filmada ha respondido a la ideología sexual machista. Fue hecha por o para hombres con un pobre conocimiento de su propia sexualidad (concebida como una gimnasia del rendimiento) y con una ignorancia e indiferencia completas hacia la sexualidad de la mujer.
Bajo esa creencia, una mujer es un objeto de uso sexual (siempre y cuando no se trate de la madre, la novia, la hija o la hermana del varón en cuestión) o personal de procreación y crianza. El fallo de la Corte Suprema (¿de Justicia?) que prohíbe la píldora del día después encuadra, en mi opinión, dentro de esa rancia, pero aún vigente, concepción machista sobre las mujeres, los varones y sus vínculos. Otra vez, un grupo de varones con desconocimiento del organismo y de los sentimientos de la mujer (y con indiferencia hacia cualquier posibilidad de conocimiento o escucha) decide sobre el cuerpo de ella. Una especie de gang bang judicial. Lo que no sé, ni me consta, es si en este caso el grupo de varones también hace una discriminación entre mujeres propicias para el uso sexual y madres, hermanas, novias, esposas o hijas. ¿Es pareja la ley, o tiene como objetivo castigar a las mujeres impúdicas para ver si, obligándolas a convertirse en madres, escarmientan?

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