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El consumo de la soja apenas está desarrollado. Argentina es el tercer país productor del mundo y sólo un 5 por ciento de las 30 millones de toneladas producidas al año se destinan al mercado interno. El poroto tiene una carga completa de nutrientes y aminoácidos: a igual peso, contiene el doble de proteínas que la carne, cuatro veces más que el huevo y doce veces más que la leche. Estas fueron parte de las causas que impulsaron a los productores de todo el país a garantizar la soja como paliativo de la crisis a través de donaciones a hospitales, escuelas y comedores públicos.
Los productores están donando mensualmente medio kilo de soja por persona, tope de la dieta aconsejada para la población más joven. Además de los componentes mencionados, con esa dieta se consiguen grasas no saturadas, vitaminas, minerales y nutrientes: esenciales en los primeros años de vida. Con 100 gramos por día, la soja cubre las necesidades alimentarios de un adulto. Aunque el consumo no reemplaza a la carne ni a la leche, entre otras causas por la falta de calcio, es una de las legumbres con el nivel de proteínas y de hierro suficiente para ser absorbido por el organismo.
La característica principal del poroto es el rendimiento. Por eso recibe tantos adeptos: un kilo rinde diez litros de leche y se consigue por precios que varían de acuerdo al barrio, época y modas. El kilo cuesta 40 centavos, pero en las últimas semanas se ofrece hasta a más de dos pesos. “¡Si siguen difundiendo lo buena que es va a salir cada vez más cara!”, se quejan.