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Domingo, 16 de octubre de 2005

Opiniones

“La importación va a retroceder”

JORGE TODESCA
economista Consultora Finsoport

¿Es posible lograr una mayor integración local de los autos?

–Desde el punto de vista productivo a las empresas les conviene tener un proveedor en la puerta de la fábrica porque el abastecimiento de componentes importados exige una enorme logística que atenta contra la eficacia. Por lo tanto, si las terminales que están en Argentina obtienen asignaciones de productos exportables se va a poder reconstruir parte de la producción de componentes debido al mayor grado de integración local y al incremento en la demanda.

En los ‘70 algunos modelos tenían una integración local de casi 100 por ciento, ¿cuál puede ser el techo ahora?

–No tengo una estimación, pero no creo que se pueda volver al grado de integración de esos años. Se correspondía con una economía cerrada. Además, la industria no tiene nada que ver porque hay un grado de concentración e internacionalización extraordinario. En Argentina, cuando se instaló la industria automotriz en los ‘50 se radicaron más de veinte fabricas. Si uno revisa esa lista la mayoría ya no existe en el mundo.

La producción local tiene sólo el 35 por ciento del mercado nacional, ¿puede crecer ese porcentaje?

–Durante la década del ‘90 la mitad de lo que se producía se exportaba y la mitad de lo que se consumía se importaba. Con la crisis se dejó de invertir y ese esquema quedó desplazado. En la medida en que las ventas en Argentina se recuperen habrá más asignación de inversiones para nuevos productos. Depende de eso, porque si no hay nuevas asignaciones de productos los que están se vuelven obsoletos y luego no hay a quien vendérselos. Entonces, el mercado queda abastecido de manera natural por productos importados. Yo creo que la importación va a comenzar a retroceder.

“Falta fijar reglas con Brasil”

JUAN ZABALA
economista Abeceb.com

¿La decisión del gobierno de incentivar una mayor integración local de piezas a través de reintegros a las terminales puede ser efectiva?

–Es una decisión importante porque el reintegro abarata la pieza. Sirve cuando en el país hay un proveedor local que tiene la capacidad de trabajo necesaria y puede cumplir con los parámetros de calidad, pero no va a ser suficiente para que se empiece a fabricar una pieza que hasta entonces no se hacía. Para decidir esa inversión las empresas toman en cuenta la evolución del mercado, las características de la plataforma y las certidumbres que le da la terminal. Se prevé que algunas terminales como Peugeot y Toyota aumenten la integración local, pero todavía hay incertidumbre.

¿Por qué?

–La competitividad generada por el tipo de cambio está motivando una mayor nacionalización, pero eso no es suficiente para recrear un proceso sistémico. Para ello hace falta fijar reglas claras con Brasil y actualmente no se sabe hacia donde va a ir el Mercosur. Tampoco hay certidumbre sobre el costo que van a tener insumos clave como la energía. Además, Argentina sigue siendo un mercado chico.

¿La exportación puede ser un incentivo?

–La tendencia es que Argentina gane mercado interno con su producción local, pero el porcentaje importado es muy alto y en el corto plazo no se va a modificar. Por eso está tratando de buscar salidas exportadoras para su producción, tanto a la región como al resto del mundo. Eso puede funcionar. Australia importa casi todo lo que consume y exporta todo lo que produce.

“La industria es una armaduría”

MATIAS KULFAS
economista Flacso

¿Se puede volver a un modelo de integración local como el que existía antes de los ‘90?

–El viejo modelo de producción automotor es diferente en lo conceptual al modelo de los ‘90 porque en el medio operó la globalización de los procesos productivos. En los ‘60 se importaba la línea de producción y acá se realizaban grandes esfuerzos de ingeniería local de adaptación. Sin embargo, a partir de los ‘90 se convirtió en un producto completamente estandarizado. Hay un planeamiento estratégico en la casa matriz que va rigiendo los caminos que puede adoptar la producción. A punto tal que para la terminal pierde sentido la distinción entre componente local o importado.

Sin embargo la situación de Brasil y Argentina no es la misma.

–Sin duda, el gobierno brasileño definió una política industrial activa, mientras que Argentina ni siquiera logró que se respetara un esquema de integración regional y especialización. No obstante, algunas políticas de Brasil fueron muy cuestionables como la guerra fiscal entre estados para atraer inversiones, pues así los pocos recursos de política industrial se gastan en transnacionales.

¿Qué puede hacer el gobierno para incentivar una mayor integración local de piezas sin culminar subsidiando a las terminales automotrices?

–Aun reconociendo los cambios a nivel mundial se puede negociar con las transnacionales exigiendo estar presentes en los segmentos más desarrollados de la cadena. La política industrial implica negociación para ingresar en alguna fase con más valor agregado. La clave es no quedarse como una mera armaduría. El sector automotor hoy parece una industria maquiladora. Es muy poco lo que produce a nivel local.

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