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Miércoles, 6 de junio de 2012

TEATRO › W. C. LAS OLOROSAS AVENTURAS DE WILLIAM CALDERóN

Piratas de ayer y de hoy

La obra de Cristian Palacios plantea, bajo la dirección de Paula Brusca de Giorgio, un mensaje ecológico que no excluye el humor. Narra la peligrosa expedición del pirata William Calderón hacia el país de Inmunditia Mundis.

 Por Cecilia Hopkins

Poseidón, Dios de los Mares, está en peligro: le duelen las costas, los polos se le derriten, tiene un clima insoportable. Todas son preocupaciones para él. Así aparece el viejo Neptuno en W. C. Las olorosas aventuras de William Calderón, espectáculo pensado para compartir en familia, obra de Cristian Palacios que acaba de ser estrenada en el Teatro de la Ribera (Pedro de Mendoza 1821), bajo la dirección de Paula Brusca de Giorgio. Con mucho sentido del humor y noción del presente ecológico, el autor describe la peligrosa expedición del pirata William Calderón hacia el país de Inmunditia Mundis con el objetivo de descubrir el origen de todos los males que aquejan a Poseidón. En su periplo deberá vérselas con Mboé, Diosa de los Engaños, con “el siniestro empresario” y con una mancha de petróleo que le impedirá el viaje. Interpretada por 12 actores (incluido el mismo Palacios, a cargo del rol protagónico), la obra ofrece un recorrido por diversos géneros musicales, gracias a la intervención de Babel Orkesta, formada por cinco músicos y tres actores.

Premiada en el 11º Concurso Nacional de Obras Teatrales del Instituto Nacional del Teatro, esta obra es el primer proyecto que la Compañía Nacional de Fósforos (el grupo al que pertenecen Palacios y Brusca) realiza para el Complejo Teatral de Buenos Aires. En su haber tienen espectáculos que abrevan en diferentes corrientes estéticas, además de realizar una amplia labor pedagógica, tanto en el conurbano bonaerense o el interior del país como en el exterior.

W. C... fue escrita por Palacios en 2009, basada en parte en un espectáculo que el grupo montó a pedido del Centro de Desarrollo Pesquero de Mar del Plata, para conmemorar el Día del Océano. “Tuvimos que leer sobre el tema porque no teníamos mucha información sobre contaminación y pesca indiscriminada”, cuenta la directora, en la entrevista con Página/12, en tanto que el autor aclara que W. C... “fue todo un desafío porque, en general, no me gustan las obras sobre ecología”.

–¿Por qué?

Cristian Palacios: –Porque, en general, las veo superficiales y oportunistas.

–¿Qué piensa del planteo de las asociaciones que luchan por el cuidado ecológico?

C. P.: –Me parece que es un discurso que se ha vuelto de derecha... Se centra en el ambiente y en los animales, pero no tiene en cuenta al hombre, la principal especie en peligro de extinción.

Paula Brusca: –Tal vez porque sus posiciones son muy cerradas y dogmáticas: o sos como ellos o estás en contra de ellos.

C. P.: –Por otro lado, los países centrales tienen un discurso ecológico, pero sabemos que también contaminan, aunque lo hacen en los países periféricos. El consumo exacerbado también es culpable de la crisis actual. Finalmente, se pierde la noción del precio que se paga por algunas cosas.

–En W. C... ¿hay otros temas implícitos, además del ecológico?

C. P.: –Sí, hay otra idea que atraviesa la obra: los hombres y mujeres tienen la capacidad de encontrar salidas, porque siempre es posible encontrar soluciones a problemas, sean nuevos o muy antiguos. De todas formas, buscamos que el humor descomprima la solemnidad que puedan encerrar los mensajes.

–¿Le interesa escribir por encargo?

C. P.: –Cuando escribo una obra que debe responder a ciertas características, porque me la piden, me gusta porque enfrento un desafío. Pienso que la libertad total es una cárcel y pienso en lo que decía Italo Calvino, cuando aseguraba no saber escribir sin restricciones.

–¿Es difícil actuar en la obra que se ha escrito?

C. P.: –El texto teatral está para ser traducido en escena, tiene que vivir una transformación cuando sube a escena. Por esto mismo, como actor no intervengo en las decisiones de la dirección.

–¿Cómo ven a los personajes?

P. B.: –William Calderón es un pirata y esto nos da una razón para jugar y preguntarnos cómo eran los piratas antes y quiénes lo son ahora.

–¿Lo dice por los responsables de la contaminación?

C. P.: –Claro, los piratas de hoy son las empresas multinacionales, los responsables de la contaminación y la pesca indiscriminada. En la obra llevamos todo a un extremo: el enemigo tiene una red que va desde Tanzania a Madagascar.

–¿Y los piratas de antes?

C. P.: –Esos están vistos como los personajes de los mares que aparecen en los cuentos, junto con las sirenas y otros seres mitológicos del agua. Se trata de otra clase de contaminación, de un mar contaminado, pero con personajes de fantasía.

–El nombre de W.C. tiene varias resonancias...

C. P.: –Por una parte es un nombre que homenajea al teatro, por Shakespeare y el propio Calderón. Y por otro alude al olor del descuido y la contaminación. Así que nos parece muy bueno estar haciendo esta obra justo frente al Riachuelo...

–¿Qué representa la Diosa de los Engaños?

C. P.: –Mboé representa al conformismo, al discurso de la posmodernidad que dice: “¿Para qué hacer algo si ya nada puede arreglarse?” Tiene que ver con el hedonismo de esta época, con la necesidad de vivir el presente. Nosotros sabemos que el hombre puede desaparecer como especie. Pero mientras estemos aquí debemos hacer algo.

* W. C. Las olorosas aventuras de William Calderón. Teatro de la Ribera (avenida Pedro de Mendoza 1821), jueves y viernes, a las 20, y los sábados y domingos, a las 18.30.

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Paula Brusca y Cristian Palacios, responsables de la obra que acaba de ser estrenada en el Teatro de la Ribera.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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