La tendencia es inevitable: el consumo audiovisual digital cada vez tiene más presencia en la vida cotidiana de las personas. Desde hace tiempo, los estudios realizados sobre la manera en que la gente ve series, películas o noticias demuestran de manera sostenida y sin pausa que la televisión tradicional sigue en franco retroceso como centro de entretenimiento individual y familiar. De hecho, el reinado de la pantalla chica ya ha dejado de ser tal: la última versión del reporte anual de ConsumerLab TV & Media de Ericsson, a nivel mundial, señala que el 75 por ciento de los consumidores ya ve contenidos de video en streaming varias veces por semana, muy cerca del 77 por ciento que admite ver la programación de TV abierta en el mismo período. En Latinoamérica, el estudio muestra una clara tendencia al alza en las horas que las personas ven video en dispositivos portátiles, llegando a un promedio semanal de 8,2 horas en smartphones y 4,9 horas en tablets en Brasil, México y Chile.

La quinta entrega anual del estudio realizado por Ericsson ConsumerLab ratifica en hábitos globales lo que cada ciudadano percibe en su vida cotidiana: televisores apagados y pantallas de dispositivos móviles encendidas a toda hora, en cualquier lugar. La paridad a nivel global que alcanzó el consumo audiovisual entre quienes siguen viendo la TV tradicional y quienes ven toda clase de contenidos a través de Internet es la más reciente fotografía de un proceso cultural-tecnológico que probablemente terminará por revertir viejos hábitos. Mientras que la TV argentina se sigue planificando en función de una herramienta tan vetusta como el rating, la realidad expone que la era del entretenimiento bajo demanda ya es un hecho irreversible. Los resultados del ConsumerLab están basados en entrevistas a más de 23 mil personas de 23 países diferentes, entre los que se encuentran Brasil, Canadá, Chile, China, Francia, Alemania, Grecia, Indonesia, Irlanda, Italia, Malasia, México, Portugal, Rusia, Singapur, España, Corea del Sur, Suecia, Taiwán, Turquía, Emiratos Arabes Unidos, el Reino Unido y los Estados Unidos. Argentina no forma parte del estudio.

El estudio muestra que al menos uno de cada cinco encuestados (19 por ciento) están dispuestos a pagar por la posibilidad de acceder a su contenido favorito en cualquier dispositivo en cualquier horario, incrementando en un 25 por ciento esta tendencia en tan sólo dos años. En la región, la inclinación a pagar una cuota mensual para ver películas y series de TV es similar. Por ejemplo, en Chile los interesados alcanzan el 62 por ciento, mientras que en Brasil llegan al 61 por ciento y en México al 59 por ciento. Por otro lado, también es coincidente y muy menor el porcentaje de personas que no están interesadas en pagar por contenidos: un 8 por ciento en Brasil, un 6 por ciento en Chile y un 5 por ciento en México. La preferencia en los usuarios de video por streaming en la región aumentó en promedio un 10 por ciento con respecto al año pasado. Y nada indica que a futuro esa tendencia sufra un retroceso. Más bien lo contrario: la mejora en la calidad y velocidad de la banda ancha (4G) facilitará el uso de la web como centro de entretenimiento a través de dispositivos móviles.

La visible modificación en el comportamiento de los usuarios a la hora de elegir cómo ver contenido audiovisual está transformando la industria multimedia y televisiva, tanto en sus circuitos de producción y distribución como en los modelos de negocio. La posibilidad de ver lo que se quiera, cómo y cuándo se desee parece ser un atractivo que podría infligirle –en un tiempo– la estocada final a la TV tradicional. En efecto, el pago de un abono empieza a dejar de ser una resistencia. El mismo estudio demuestra que buena parte de los usuarios se han desplazado a servicios de video por suscripción bajo demanda (SVOD), como Netflix y Hulu: el 48 por ciento afirma que les gustaría ver todos los episodios de una serie como Breaking Bad, House of Cards o Game of thrones de una sola vez, sin tener que conformarse con verlos de a un capítulo por semana, según los designios de los programadores de TV tradicional. Quien quiera ver, que vea.