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Jueves, 4 de abril de 2013

MUSICA › LA PRIMERA JORNADA DEL PEPSI MUSIC

En la edad de piedra

Con un show de sonido épico, Queens of the Stone Age confirmó su romance con Buenos Aires. Sitiada por el temporal, la velada dejó buenos momentos de Kaiser Chiefs, Catupecu Machu y Massacre.

“Hagamos calles con caño. Cuando veníamos para acá, era increíble cómo estaba todo inundado. Baires se parece a Kosovo. Pongamos intención, pues la gente no está feliz.” El dueño de la perorata no es un político, ni un activista social, ni mucho menos un periodista, sino un rockero. Se trató de una de las tantas alocuciones que improvisó Fernando Ruiz Díaz, líder de Catupecu Machu, durante su actuación en la primera fecha del Pepsi Music 2013 - El Festival, con la que además se despedía una jornada en la que el protagonista fue el temporal que azotó a la capital porteña desde el domingo. Al punto de que, al igual que el resto de la urbe capitalina, convirtió el predio del evento, la ex Ciudad Deportiva de Boca, en Costanera Sur, en un gran pantanal. No obstante, Kaiser Chiefs, uno de los actos internacionales más esperados del martes, le puso un poco de humor inglés al asunto. “Siento que hayamos traído la lluvia desde Inglaterra”, se disculpaba ante la audiencia, mientras leía un machete en español, el elocuente cantante de la banda de Leeds, Ricky Wilson.

A diferencia de su debut en Buenos Aires en 2008, en el Personal Fest, donde presentó su celebrado disco Off With Their Heads, esta vez el quinteto regresó al país sin título nuevo debajo del brazo, aunque sí con un arsenal de canciones que a la altura de sus más de 15 años de trayectoria tomaron forma de himnos del indie de su país. Amparado por un telón oro y negro que cobijaba su nombre, cuya inmensidad colmaría de alegría a cualquier hincha de Olimpo de Bahía Blanca o del Peñarol uruguayo, Kaiser Chiefs amenizó un cancionero afilado y contagioso, encabezado por “I Predict A Riot” o “Na na na na naa” (un título como éste evidencia tamaño desparpajo) o “Everyday I Love You Less and Less”, e invitó a una fiesta popular en la que no había tiempo sino para entregarse ante tanta volatilidad. Lo del grupo británico, un número seguro en cuanto festival hay alrededor del mundo, en su segunda incursión en esta orilla del Río de la Plata fue un nuevo profesorado de síntesis y practicidad recitalera.

No obstante, Queens of the Stone Age se transformó en el atractivo principal de la primera fecha de un evento que presumió tornarse en El Festival Más Grande de la Historia, se quedó en mera promesa –a tal instancia que el Lollapalooza chileno, a realizarse este fin de semana, supera lejos la oferta– y se comió también un sinnúmero de bromas de parte de la escena musical local. A partir del filoso sabor yeitero que dejaron sus dos anteriores apariciones en los escenarios argentinos, la banda comandada por el cantante y guitarrista Josh Homme era esperada con suma expectativa por una audiencia tan variopinta como el propio sonido del grupo estadounidense. Y es que los diversos orígenes y encarnaciones que han experimentado los de Palm Desert sumaron a su militancia a los rockeros lisérgicos, a los metaleros, a los fundamentalistas e incluso a los hipsters: la cualidad de su impronta no sólo es ese volumen de alto octanaje, sino la versatilidad que rompe con los estereotipos sonoros y performáticos del rock duro.

Al tiempo que la lluvia reincidía, Queens of the Stone Age, ante las 19 mil personas a las que a estas alturas ya no les importaba ni el barro ni nada más que la ceremonia del nuevo brazo duro del rock, despachó un temazo tras otro. Si la liturgia comenzaba con “The Lost Art of Keeping a Secret” y “No One Knows”, se estaba frente a unos de los shows más emotivos de lo que va de 2013. Y así fue. Durante hora y media, el grupo, que aprovechó esta estadía en Buenos Aires para encargar una sesión de fotos promocionales que será parte de su próximo álbum de estudio, Like Clockwork (en el que colaboran Dave Grohl, Elton John y Trent Reznor), no sólo repasó su discografía, sino que adelantó algo de lo que se viene, el single “My God is the Sun”. Allí se advierte un regreso al sonido clásico del combinado, que reclutó a John Theodore (ex The Mars Volta) tras la batería, evidenciado en Rated R. Cuando brotaron “Go With The Flow Dead” y “A Song for the Deaf”, en el cierre, ya Josh & Cía habían dejado por sentado un amor único e intenso con la Argentina.

A pesar de que la fecha inaugural del Pepsi Music se alzaba como la más rockera de los dos días del festival, la agrupación de indie pop estadounidense Passion Pit se encargó de levantar el telón del encuentro musical. Si bien su estreno en Argentina se produjo hace dos años en un boliche, ahora debía medirse a cielo abierto ante la masa. Aunque el quinteto de Massachusetts, que en 2012 lanzó su esperado segundo título, Gossamer, encontró competencia con los stoner rock locales Humo del Cairo. La vuelta de Cabezones al trajín festivalero y la tierna desfachatez de Wallas al frente de unos siempre prolijos Massacre (rescataron al final de su show el “See Me, Feel Me” de The Who, a manera de advenimiento de la visita del conjunto inglés a la Argentina en el segundo semestre de 2013) sobresalieron igualmente en un martes que, al igual que lo que queda de semana, se caracterizó por la sobredosis de recitales internacionales en la capital porteña. Y es que, rescatando una de las tantas intervenciones de Ruiz Díaz con Catupecu, “el 2000 ya es vintage”.

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En algo más de hora y media, el grupo que encabeza Josh Homme repasó buena parte de su discografía.
 
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