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Viernes, 26 de abril de 2013

MUSICA › ROGER HELOU, DIRECTOR DE LA ORQUESTA TIPICA SILENCIO, QUE HOY PRESENTA TODOS ESTOS AÑOS

“No cualquiera puede tocar tango”

El músico dejó el órgano barroco para abrazar su amor por el 2x4, una música que sentía “emocionalmente más cercana”. En el repertorio de su orquesta circulan obras de Alfredo Gobbi, Osvaldo Pugliese, Carlos Gardel, Astor Piazzolla y Alfredo Zitarrosa.

 Por Cristian Vitale

Con el fin del siglo, Roger Helou dejó la Argentina con la idea de ir más allá con su órgano barroco. Siguiendo los pasos de Bach, se internó en una escuela de música antigua de Basilea (la Schola Cantorum Basiliensis), y lo intentó hasta donde pudo, pero un factor emotivo le torció el rumbo. “Mi viejo era un loco que me había transmitido una gran pasión por Bach, pero yo me enamoré del tango”, señala y entonces hay que hacer al genial alemán a un lado y pensar en Di Sarli, Pugliese o Salgán para saber quién es y qué hace Roger, hoy. En principio, dirigir la Orquesta Típica Silencio, que presentará su disco Todos estos años, hoy a las 21, en el Almagro Tango Club (Medrano 688). Después, pensarlo como fundador y pianista de tal paquete de tangueros que ha esparcido el género por festivales y milongas europeas y, por último, decir que, dada su libertad de acción, circulan por ella obras de Alfredo Gobbi, Osvaldo Pugliese, Carlos Gardel, Astor Piazzolla y Alfredo Zitarrosa. “La música barroca es una música de antes que ha muerto, y el tango es una música viva... no tienen comparación”, sentencia Helou, totalmente convertido. “Recién en Europa me di cuenta de que hay otras músicas más cercanas, sobre todo emocionalmente. Le pasa a mucha gente: cuando se va empieza a tomar mate, a escuchar folklore y a bailar tango.”

Helou, de 35 años y también pianista del Tata Cedrón, dice que le entró al tango por el baile y que, a través de él, empezó a pensar fuerte en dejar los hábitos barrocos para armar una típica. “A principios de siglo había pocas orquestas en Europa y entonces enseguida tenías trabajo... una orquesta con tantos bandoneones era una cosa insólita en esa época”, asegura. La cosa funcionó y, además del estado de gira permanente, la Silencio grabó tres discos –el epónimo de 2005, más Live in Berlín (2007) y Silencio en las almas (2009)–, cuyo extracto de quince piezas es el que puebla Todos estos años. “En la Argentina hay un revival de los ’40 minifocalizado en ambientes puntuales, un resurgir interesante de músicos que producen, componen, copian estilos de antes, inventan evocando tales estilos o hacen cosas totalmente nuevas. Entonces, estando en Europa, a mí me llegaba como una exigencia de grabar un material que sea escuchable acá, porque Buenos Aires es el parámetro. Volví por eso.”

–¿Fue la única razón?

–Bueno, las cosas van mal allá, claro. Y acá hay clubes, lugares autogestionados o gestionados por los músicos, milongas organizadas por orquestas, cosas totalmente insólitas que en Europa no existen.

–Por los apellidos, su orquesta parece un seleccionado internacional de tango. Conviven varias nacionalidades: hay dos italianos, un cubano, un estadounidense, varios chilenos...

–Me costó mucho armarla, sí. El tango es una música especial, no la puede tocar cualquiera por más músico que sea. Si no tenés a Di Sarli o Salgán, no podés. Hay un estilo, una tradición y una intensidad que no se puede soslayar. Para encontrar músicos tenés que dar con gente que esté totalmente apasionada con el género, no podés agarrar cualquier violinista polaco, por más bien que toquen los violinistas polacos, porque el violín no debe ser tocado de una manera clásica, sino de una manera popular que fue inventada y desarrollada acá... Eso lleva mucho tiempo de dedicación. No fue fácil encontrar gente interesada.

–¿Por qué ponerle Silencio a una orquesta de música?

–Busqué títulos de tango por orden alfabético y cuando llegué a la “s” y vi tal título, se me vino Gardel encima. No lo dudé, además porque los momentos de silencio son muy importantes en la música y en el baile. También es una palabra internacional que suena bien y puede funcionar en todos los idiomas.

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“La música barroca es una música de antes que ha muerto, y el tango es una música viva”, dice Helou.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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