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Martes, 22 de septiembre de 2009

CINE › EL SECRETO DE SUS OJOS CONSOLIDA SU PRESENCIA EN SAN SEBASTIáN

Primera en la tabla de posiciones

Según la crítica española, la película de Juan José Campanella es la favorita absoluta para la Concha de Oro. La única sombra proviene de la superproducción china Ciudad de vida y muerte. Y Chiara Mastroianni se luce en su primer gran protagónico.

 Por Horacio Bernades

Desde San Sebastián

Confirmado: El secreto de sus ojos juega de local aquí. Unica película argentina y latinoamericana en competencia oficial del 57º Festival de San Sebastián, lo que podría llamarse “boca de sala” avisaba, el día de su presentación, que, como suele hacerlo todos los años, el evento vasco recibía a la representante argentina con los brazos bien abiertos. Faltaba conocer todavía ese equivalente de los cómputos electorales que es la opinión de los críticos, y ésta resultó de un tenor aún más alto que el esperado. Para medirlo basta abrir los suplementos de espectáculos de los diarios españoles. Casi todos dan en tapa de espectáculos a la película de Juan José Campanella, dedicándole notas uniformemente exultantes. “Cine del bueno”, titula el suplemento que El Diario Vasco le dedica al festival. “Estamos en el territorio del gran cine”, mejora la apuesta el crítico de El País. “La fórmula perfecta del cine emocional”, señala a su turno el diario El Mundo. “El festival subió al cielo con El secreto de sus ojos”, anuncia, ya en tono casi bíblico, el enviado de La Vanguardia. Cuatro días después de iniciado el Donostia Zinemaldia, el diario catalán no tiene dudas en proclamar a la película de Campanella firme candidata a la Concha de Oro.

¿Está sola La Vanguardia en su defensa a ultranza de la causa campanelliana? Hay una forma sencilla de verificarlo: abrir El Diario Vasco y buscar, en el retiro de contratapa, los puntajes que los medios españoles atribuyen a las películas de competencia oficial. 8,3 canta el promedio para El secreto de sus ojos. ¿Quién le pisa los talones? Nadie: la segunda más votada reúne 5,6. Ha sido tan arrebatadora la recepción de la película de Campanella –nuevamente primera en la taquilla argentina, por sexta semana consecutiva, sumando ya 1.382.962 espectadores– que el realizador se ha visto en la necesidad de poner paños fríos en sus entrevistas, como hacen los jugadores del equipo favorito antes de enfrentar al último de la tabla.

No puede cerrarse el tema sin antes señalar que ni Historias mínimas, ni Iluminados por el fuego ni El perro (las argentinas mejor recibidas, durante la última década) reunieron semejante entusiasmo en años anteriores. Ahora sí, basta de triunfalismo y a volver al festival, siempre más grande que una sola película.

Aunque tampoco es que haya habido lugar para grandes deslumbramientos en estos primeros días. Por el lado de la competencia oficial, se presentaron la segunda de las tres películas francesas que van a por la Concha, un dramón alemán y un drama bélico chino. Non, ma fille, tu n’iras pas dancer es el título completo de la película con que Christophe Honoré repite su presentación aquí, tras haber presentado en 2008 La belle personne, adaptación contemporánea de La princesa de Clèves. Historia de una madre a la que su progenitora (la legendaria Marie-Christine Barrault) trata como si nunca hubiera dejado de ser una niña, la película de Honoré (cuya Les chansons d’amour había cerrado el Bafici 2007) le da a Chiara Mastroianni su primer protagónico con todas las letras, y la hija de Marcello y la Deneuve le saca todo el jugo. La primera mitad reúne a tres generaciones en la Bretaña francesa, en casa de los abuelos, y en la segunda éstos devuelven la visita a la hija, en su departamento parisino. Si la primera parte recuerda inevitablemente a Los días del verano, de Olivier Assayas, más acusado es el parecido de la película entera con los films más recientes de Arnaud Desplechin.

Como en Reyes y reina y El primer año del resto de nuestras vidas, impera en Non, ma fille... la excentricidad familiar, con ancho margen para neurosis, enfermedades, decisiones intempestivas y accidentes. La narración es siempre veloz y el tono, tan cambiante como el humor de los personajes. Estaría todo muy bien, si no fuera porque Desplechin ya le puso la firma a esto. La película alemana This is Love no se parece a una película previa, sino a muchas. Y mucho peores que las de Desplechin, por cierto. El modelo es uno al que podría denominarse “todos los males de este mundo”, que se usa mucho por aquí. En este caso, al abandono familiar se suma el alcoholismo de la protagonista (versión femenina del maldito policía de Harvey Keitel), y a ello el intento de rescate de una niña prostituida, a quien un vendedor de chicos para parejas europeas se trae desde Vietnam. Intentando pagar con ello culpas propias, por supuesto. El tono es sobreactuadamente opresivo y agobiante. Como si un Ernesto Sabato europeo se hubiera puesto a reescribir un policial de Henning Mankell.

Otro clásico de San Sebastián son los horrores de la guerra, reportados en las últimas ediciones desde el frente afgano-iraquí, y este año desde la China invadida de 1937. Tras instalarse en Shanghai, el ejército japonés sitió en ese año la ciudad de Nanking, capital provisional del país por entonces, y tras tomarla desencadenó una masacre que terminó arrojando una cifra de 300.000 víctimas. Superproducción de más de dos horas y grandes cantidades de extras, no parece producto del prejuicio suponer que Ciudad de vida y muerte habrá contado no sólo con la venia oficial, sino con ingentes apoyos económicos del Estado chino. El blanco y negro testimonia la voluntad clásica puesta en juego por su director, Lu Chuan. Insospechable de alguna voluntad renovadora, el realizador había mostrado su dominio de la puesta en escena en sus películas previas, The Missing Gun y Kekexili, ambas editadas en video en Argentina. Aquí lo confirma, con una cámara siempre móvil y un relato que navega a través de diversos personajes y episodios. Desde ya que no se ahorran ejecuciones en masa, saqueos, dolor y violaciones. Pero tampoco se cede a golpes bajos. El tono es, obviamente, trágico y elegíaco, y los aplausos posteriores a la primera exhibición dan a pensar que, al menos para el público y la prensa presentes, hay aquí una película capaz de acortar la distancia, hasta ahora abismal, entre El secreto de sus ojos y sus seguidoras.

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