espectaculos

Jueves, 6 de octubre de 2011

CINE › MEDIANERAS, óPERA PRIMA DE GUSTAVO TARETTO

Fóbicos y solitarios

El debut en el largometraje de Taretto no es una historia de amor. Más bien de desamor, de soledad y neurosis. Una comedia tan porteña como pueden ser neoyorquinas las de Woody Allen.

Graciosa, seductora, construida con tiempo y minucia, Medianeras es lo más parecido a una comedia romántica “piola” que el cine argentino haya dado en mucho tiempo. Como esa comedia cool por excelencia que fue 500 días con ella, la película escrita y dirigida por Gustavo Taretto (expansión del corto homónimo, que ganó un montón de premios internacionales) es lo suficientemente “piola” como para no ser clásica. O no presentarse como tal, al menos. Durante casi todo su metraje, Medianeras (que en febrero pasado se presentó en el Festival de Berlín) no es, o no parece ser, una historia de amor. Más bien de desamor, de soledad y neurosis. Una comedia tan porteña como pueden ser neoyorquinas las de Woody Allen. ¿Pero no son estos sendos reduccionismos, acaso?

Martín (Javier Drolas, que había protagonizado Medianeras, el corto) y Mariana (la exquisita actriz española Pilar López de Ayala, tomando el lugar de Moro Anghileri) viven en la misma cuadra, pero no se conocen. Almas gemelas, Martín y Mariana son solitarios, fóbicos y reclusivos. El, que diseña páginas web, dice haber pasado diez años sin levantarse del sillón frente a la compu. Ella es arquitecta, pero jamás le encargaron ni un plano: trabaja como vidrierista. El no sale de casa sin sus ansiolíticos; ella, con tal de no subirse a un ascensor es capaz de subir veinte pisos por escalera. A él, la novia (Romina Paula, que aparece en una sola escena) no sólo se le fue al extranjero, sino que además le endosó el caniche blanco. Ella tuvo un día la sensación de que su pareja (Alan Pauls, que aparece en dos y unas fotos) era un extraño. Tal vez se quedó corta: un llamado telefónico revela a su ex como psicópata de temer.

El truco es que, viviendo casi al lado, cruzándose en ocasiones por la calle, Martín y Mariana no llegan a conocerse... durante 90 minutos de película. Mientras tanto tienen una serie de affaires frustrados, pasajeros, bastante ridículos, que dan oportunidad de sumar nombres conocidos al elenco. Inés Efron hace de paseadora de perros frentera y fumona. Carla Peterson, de concheta cabeza-hueca. Rafael Ferro es un psicólogo insomne, nadador y, a la hora de los bifes, incumplidor. Adrián Navarro, un candidato “clavado” por Mariana, y Jorge Lanata un médico tabáquico. Comedia de tesis, en lugar de sugerir que la cura para la soledad está ahí nomás, Medianeras lo dice: la película se abre con una larga exposición de Martín en off, sobre el origen arquitectónico de todos los males porteños. Sostenido en imágenes documentales que lo refuerzan, el speech empieza siendo gracioso y termina volviéndose pesado, cliché y redundante. Como la película ama las simetrías, más adelante Mariana tendrá una tirada equivalente e igualmente reiterativa.

No es que a Taretto la síntesis visual le sea ajena. Véase, por ejemplo, el chico que choca con su bici en un balcón demasiado estrecho. O el ovejero alemán que “se suicida”, tirándose de un balcón vecino. O la muy buena idea de medir la pérdida del amor por la decreciente cantidad de fotos que un miembro de la pareja le saca al otro. O la ventana que se abre en una medianera, justo a la altura del aviso de un calzoncillo. Sin embargo, durante la mayor parte del metraje ambos protagonistas (la película, en definitiva) se solaza(n) con las propias fobias, fracasos, impotencias, neurosis. Con las propias miserias, en suma. “Las medianeras muestran nuestro costado más miserable”, dice en algún momento el off, verbalizando lo obvio.

Del miserabilismo íntimo al cuento rosa, parecería que el único modo de salir de la propia cárcel es fabricarse otra. No es tan cierto: Medianeras sabe hallar vías de fuga (en sentido musical) mucho más interesantes y sorprendentes. Como la historia de Corina Kavanagh, que de pronto sale disparada, sin que se sepa muy bien de dónde o a cuento de qué, y que sin embargo tal vez sea un reflejo torcido de lo que les sucede a Martín y Mariana. Reflejo bastante más sugerente que los intentos de hacer de la película un espejo del pensamiento del autor.

7-MEDIANERAS

Argentina/España/

Alemania, 2011.

Dirección y guión: Gustavo Taretto.

Intérpretes: Pablo Drolas, Pilar López de Ayala, Inés Efron, Carla Peterson, Rafael Ferro y Adrián Navarro.

Compartir: 

Twitter

Pilar López de Ayala como Mariana, una española perdida en el caos urbano porteño.
 
CULTURA Y ESPECTáCULOS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.