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Jueves, 29 de noviembre de 2007

CINE › “AMORES ASESINOS”, CON JOHN TRAVOLTA Y SALMA HAYEK

Los “killers” de corazones solitarios

 Por Horacio Bernades

Tercera rendición del caso al que la prensa amarilla de los ’40 le puso de nombre “Los asesinos de corazones solitarios”, Amores asesinos es por lejos la más floja. Es verdad que no parece fácil ponerse a la altura de las anteriores, ya se trate de la seca y perturbadora Los asesinos de la luna de miel (única película dirigida por Leonard Kastle, de 1969) como de la más que revulsiva Profundo carmesí, que Arturo Ripstein y Paz Alicia Garciadiego urdieron diez años atrás. Pero Amores... no es floja por comparación sino en sí misma, y por varias razones.

Hacia fines de aquella década, una obesa enfermera llamada Martha Beck logró seducir al seductor profesional Ray Fernández, deviniendo pareja criminal. Hasta entonces, Fernández usaba su labia y pinta de latin lover para estafar a crédulas viudas o solteronas, prometiéndoles casamiento y desplumándolas. Instigado por esa suerte de pulpo pulposo que era la enorme Beck, juntos pasaron de la estafa al asesinato, regando de sangre el Oeste Medio. Advirtiendo que de esa pareja despareja chorreaba tanta hemoglobina como sustancia dramática, las versiones anteriores se cocinaron con ellos en el caldo de su folie-à-deux, cerrándole la puerta a la normalidad. En lugar de ello, y apostando a un contrapunto narrativo propio del cine policial, el debutante Todd Robinson prefiere confrontar ambos mundos.

Mientras Ray (Jared Leto, no muy cómodo) y Martha (Salma Hayek, sin rastro de fealdad o gordura) se apartan cada vez más de toda moral, esos representantes de la normalidad que son los detectives Elmer C. Robinson (John Travolta) y Charles Hilderbrandt (James Gandolfini) les andan detrás, con el apoyo de Reilly, típico policía joven y descerebrado (Scott Caan, que más que hijo de James parece un clon). Grave error: la pareja Fernández-Beck pide a gritos atención exclusiva. Una razón extracinematográfica está detrás del desacierto: Todd Robinson, director y guionista de Amores..., es el nieto de Elmer C. Robinson, el detective que interpreta Travolta. De allí que, como quien narra la novela familiar, Robinson se vea en la necesidad de incluir como personaje a su papá. A los 11 o 12 años, ni el muchacho ni su padre terminan de digerir el suicidio de su madre. Que, supone el forzado psicologismo del guión, es el motivo de que el detective se involucre en el caso como si le fuera la vida, viendo en las víctimas un reflejo de su esposa.

Más allá de las íntimas necesidades expiatorias del director, el costado de melodrama familiar no le sienta nada bien –ni siquiera como contrapunto dramático– a una historia dominada por el patético seductor de peluquín y su monstruosa compañera. Si se tiene en cuenta que la muy posesiva Beck acompañaba al novio en sus “levantes”, fingiendo ser su hermana y poniéndose lo suficientemente celosa como para terminar exigiendo el asesinato de sus competidoras –llegado el caso, delante de sus hijos y como prueba de amor– se comprenderá que interrumpir esa narración para tratar los problemas domésticos del detective no parece la decisión más inteligente.

5-AMORES ASESINOS

(Lonely Hearts) EE.UU., 2006.

Dirección y guión: Todd Robinson.

Intérpretes: John Travolta, Salma Hayek, James Gandolfini, Jared Leto, Scott Caan y Laura Dern

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