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Miércoles, 17 de septiembre de 2008

DISCOS

Lanzamientos

7-Nictógrafo

Lucio Mantel. (Independiente, 2008)

En su debut solista, el ex líder de los Progresivos Que se adapta a su nuevo traje de cantautor y ofrece un álbum prolijo, liviano y elegante, catalizado por el redescubrimiento constante de las relaciones humanas. En once canciones acústicas con resabios de música popular, bossa nova y arreglos de jazz, Mantel va del pretendido conocimiento de “Refugio” a las dudas ulteriores de “Lunar”, matizando con nostalgia y buena técnica, en compañía de un trío lo suficientemente sobrio como para dejar al concepto expandirse por sí mismo. L. P.

8-El libro que mi padre...

Iván Sadovsky. (Independiente, 2008)

Iván Sadovsky instala en éste, su segundo disco, un nuevo nombre a la galería de cantautores argentinos sensibles. Músico en primera persona, expone en uno de los mejores temas del álbum, “Yo”, su mapa de inquietudes y nostalgias, influencias y dolores. Desde Spinetta hasta Estudiantes de La Plata, pasando por Bakunin, recorren la paleta artística de Sadovsky, que exhibe una lírica fina, exenta de cripticismos. La música –folk rock y aledaños, con reminiscencias de Andrés Calamaro, entre otros– acompaña las letras con sobriedad. F. D.

7-A mí

Andrea Schon. Indep.

La sobriedad y el eclecticismo a la hora de elegir el repertorio son dos de las virtudes de este disco de la cantante Andrea Schon. Aunque hay diferentes expresiones genéricas (el CD reúne interpretaciones de “Recuerdos de Ypacaraí” y “Zamba azul”, por ejemplo) prevalece una atmósfera tanguera o, si se quiere, porteña. El bandoneonista Walter Ríos se luce en “A mí”, una de las canciones que llevan la firma de Sebastián Schon. El álbum incluye también un digno abordaje de “Rostro de vos”, de Benedetti-Favero. F. D.

9-Beethoven. Tríos

Immerseel-Beths-Bylsma. Sony, 2008

El escritor japonés Murakami, en su última novela, habla del Trío Archiduque de Beethoven y de una vieja versión. Esta, de Jos van Immerseel en un fortepiano de la época de Beethoven y Vera Beths y Anner Bylsma en violín y cello con cuerdas de tripa, se le parece poco. Es decir, nada hay aquí de romanticismo inventado sino, más bien, del más puro, preciso –y también potente– de los clasicismos. Y, además, está el Trío Fantasma, cuyo segundo movimiento está entre los grandes momentos musicales de todos los tiempos. D. F.

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