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Jueves, 15 de noviembre de 2007

TELEVISION › “FUEGO Y TINTA”, UN CICLO DE ENCUENTRO

Las letras en la pantallita

El ciclo enfoca la literatura del continente, desde tiempos precolombinos hasta autores contemporáneos. “El resultado es polifónico”, dice Silvia Hopenhayn, una de las guionistas.

 Por Angel Berlanga

Entre los fabulosos materiales que suele ofrecer la señal Encuentro hay algo que hasta aquí ha pasado casi desapercibido: se trata de Fuego y tinta-El legado de la literatura latinoamericana, un ciclo de trece capítulos que parte desde tiempos precolombinos y llega hasta contemporáneos como Fernando Vallejo, César Aira, Roberto Bolaño y Sergio Pitol. Cada envío, de una hora de duración, es emitido los jueves a las 10 y a las 18 y repetido los sábados a las 7; “Siglo XIX, políticos y revolucionarios” es el que se emite hoy, abarca tiempos de independencias y de conformación de naciones y enfoca, entre otros, en Echeverría, Sarmiento y Martí.

“Se consultó a diversos especialistas en distintas épocas de la literatura latinoamericana”, contó a Página/12 la periodista Silvia Hopenhayn, autora de los guiones de Fuego y tinta junto a Valeria Añón –doctorada en la UNAM en literatura colonial y de conquista– y al escritor boliviano Edmundo Paz Soldán. La voz en off que va narrando cada documental se complementa con lecturas de textos de los autores abordados, con materiales de archivo gráfico y sonoro y con los testimonios de decenas de catedráticos, poetas, editores y narradores entrevistados, Elena Poniatowska, Juan Villoro, Francine Masiello, Carlos Monsiváis y Raúl Antelo, Sandra Gasparini y Ezequiel de Rossi, entre otros.

“Aunque acompaña a la historia y de algún modo se toma en cuenta la cronología, se trata más bien de un itinerario temático por ciertos momentos creativos de la literatura latinoamericana”, explicó Hopenhayn. “Esos momentos de luminosidad: ‘Políticos y revolucionarios’, en el siglo XIX, fue una situación que no volvió a darse, por ejemplo, en la Argentina, cuando los políticos eran intelectuales y producían textos maravillosos. Ese enfoque sería imposible para el siglo XXI, ¿no?”

El ciclo tendrá su continuidad con “Realismo y naturalismo criollo” (se incluye aquí la gauchesca), “Raros y modernos” (prosa y poesía), “Regionalismo e indigenismo”, “Vanguardias del ’20”, la antesala del boom y el boom mismo, los años ’70 (literatura y medios masivos), un par de capítulos dedicados a la literatura brasileña (cruces, orígenes, influencias) y, para terminar, “Fin de siglo y letras del presente”.

El ciclo, que demandó dos años de trabajo, fue realizado por Tranquilo producciones, dirigida por Eliseo Alvarez; se trata de un encargo de una productora norteamericana, Films Media Group, que costeó el material para distribuirlo en universidades como Princeton o New Jersey. En consecuencia, Fuego y tinta tiene una versión en inglés y otra en castellano (la de Encuentro es la primera emisión en español). El poeta Ariel Schettini participó de la traducción al inglés de parte de los textos.

“Fue un trabajo con muchísimo detalle, consultas y contraconsultas, continuos pulidos en busca de la palabra justa”, explicó Hopenhayn. “Se trata de un continente, de una lengua y su desarrollo a lo largo del tiempo y de un abanico inmenso de estéticas, culturas, matices. A veces fue ardua la búsqueda del texto más apropiado para ejemplificar una estética determinada.” “Con Valeria Añón trabajamos, aquí, en la generación de los textos, y después intercambiábamos opiniones con Edmundo Paz Soldán, nuestro interlocutor en Estados Unidos”, agregó. “Fue muy interesante ver cómo se fueron modificando ciertos estigmas, cómo difieren las miradas. Fue toda una discusión, por ejemplo, el papel de Julio Cortázar en el boom latinoamericano: en Estados Unidos, por ejemplo, lo veían como el líder de esa corriente, algo que nosotras no compartíamos. Lo querían incluir en el realismo mágico. En el proceso hubo cierta fricción creativa. Para nosotras fue un aprendizaje, también, porque nos amplió muchísimo el panorama. El resultado es muy plural: el ciclo resulta polifónico y contiene diversas músicas de la lengua.”

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Carlos Monsiváis, uno de los autores que brinda su testimonio.
 
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