Hacía nueve años que Zuhair Jury no filmaba, desde el estreno de Doña Ana. Consultado acerca de los motivos del parate, señala que “es muy difícil, cuesta mucho dinero. Y las últimas películas que hice las pude filmar porque tuve la suerte de que me hayan dado un primer premio a un guión en un concurso del Instituto de Cine. Si no, haría veinticinco años que no filmaba”. Jury admite que no conoce “los engranajes. En ese sentido, soy una persona particular y oscuramente suicida porque, a pesar de que yo quisiera hacer cosas, tampoco nunca logré ni ha estado en mí imbricarme en el andamiaje de quienes podrían llegar a posibilitar proyectos; es decir, conectarme con productores, andar peleando... Es muy desgastante. Me duele y no quiero que nada me duela”. Frente a esa situación, reconoce que “de última, si no hago una película y tengo que arreglar una silla, la arreglo. Y se acabó. Y para mí eso es tan importante como la película. No hago divisiones en ese sentido, no hago pautas de valores. No creo que una cosa sea más que otra”, concluye.