“¡Ah, ya viene Vargas Llosa! Creía que no iba a tardar tanto”, se ríe con ganas Joaquín Sabina cuando, en medio de la rueda de prensa, suena una introducción que intenta enlazar el tema con la mayor naturalidad posible: “Retomando el tema de la cultura...”. Se sabe que Sabina es amigo declarado del escritor cuya presencia en la próxima Feria del Libro sigue siendo usada para atizar una polémica que seguirá hasta pasada la feria. Sabina también lo sabe, como viejo interesado en los entretelones políticos y culturales argentinos, que sigue en prolijas lecturas de diarios argentinos que, cuenta, redobla antes de cada viaje.

Así que ahora ha hecho los deberes: “¡Claro que he leído lo que fue sacando Página/12! Leí la carta y también la contracarta”, anuncia en diálogo con este medio. En la respuesta en conferencia de prensa, se lo advierte medido, en busca de exactitud, en cada una de sus palabras, como pensadas de antemano. “Sobre Vargas Llosa quiero decir cosas puntuales: la primera, que es mi amigo, y yo a mis amigos no les pido el carnet de identidad, ni les pregunto por sus ideas políticas. La segunda, que es un enorme escritor. Tercero, que aunque él, en sus artículos y en sus proclamaciones políticas se declare casi siempre de un ultraliberalismo feroz, con el que no comulgo en absoluto, sus novelas, incluida la última, son mucho más de izquierda, a pesar suyo, que las de muchos escritores de izquierda. Por último, sí, me he enterado de lo que ha pasado aquí, y quiero decir que la única persona que ha estado realmente en su sitio ha sido la Presidenta, que ha dicho que no había por qué vetar a nadie.”

En diálogo con Página/12, Sabina habla del rol de los medios, de “batallas encarnizadas”. La cronista propone al cantautor que busque sus palabras sobre el affaire Vargas Llosa en las ediciones de los principales diarios de hoy. Que se sume al juego nacional de buscar qué incluye, qué recorta, qué omite y qué destaca cada medio. ¿O no quería sentirse bien argentino?