Viernes, 9 de septiembre de 2011 | Hoy
RESCATES
(70 a.C. - 30 a.C.)
Por Aurora Venturini
Los hechos que serán relatados en esta columna, de ninguna manera son mitológicos, dado que sus personajes existieron y han dejado sus huellas.
A la muerte de Ptolomeo Auletes, la corona egipcia quedó en manos de sus dos hijos: Ptolomeo y Cleopatra. Estos, de acuerdo con la imposición de códices del país, debieron casarse. El cetro sería erigido por el varón y Cleopatra no estaba de acuerdo, teniendo in mente la idea de asesinarlo.
Aseguramos que la proclamada liberación femenina data de milenios: no es producto fresco ni reciente.
La futura faraona no era tan bella como aseguran algunos: pequeña y fláccida; morena y napiuda. Estos detalles son atestiguados por medallas acuñadas en esa época y pinturas de Mastabas y de los obeliscos. Pero la damita poseía una mente brillante y condiciones de mando innatas. Aprovechó los movimientos revolucionarios para encabezar ella misma una revuelta, durante la cual muere su hermanoesposo. En esa época llega a Egipto el tribuno Julio César. La donosura y la elegancia del cónsul togado son indiscutibles, se muestran en las estatuas y bustos dispersos, desde Roma a todo el mundo que quedó bajo su estro.
Este senador se enamora fervorosamente de la inteligente guerrillera y le destina el trono del país que será provincia romana, aconsejándole casarse con su otro hermano, Ptolomeo V. Este otro hermano será asesinado en los encontronazos de Pompeyo y las huestes romanas.
En estos momentos se enciende la guerra alejandrina que beneficia a la pareja Cleopatra-Julio César, quienes viven un romance ardoroso, cuyo fruto es Cesarion.
Sabemos que Julio César fue asesinado en Roma, año 44 a.C.
A fin de poner orden en Egipto, el Senado romano envía a Marco Antonio. Con este personaje se repite la historia de Julio César y Cleopatra, porque ambos se enamoran.
Tuvieron tres hijos: Alejandro, Ptolomeo y Cleopatra.
La historia cuenta que Marco Antonio estaba casado en Roma con la hermana de Augusto. Augusto va a Egipto, la faraona trata de enamorarlo y no lo consigue; derrotado, Marco Aurelio se tira sobre su espada y atraviesa. Sus últimas palabras fueron “cualquier gran guerrero que se precie, prefiere suicidarse a ser asesinado por su máximo rival”.
Naturalmente, Cleopatra queda sola y Augusto desea llevarla como prisionera a Roma para que sea lapidada.
La reina se encierra en su palacio con la corte de mujeres que dominaba con la pasión de un hombre, puesto que vestía las galas masculinas y yacía con las damitas, entre ellas Iras y Charmion. A estas dos niñas les encarga que le traigan una cesta de frutas y entre las uvas aprisionen una cobra del Nilo, la sierpe más venenosa de Africa.
Los cortesanos obedecen y ella toma un racimo con la sierpe entre medio y la aprieta contra su pecho. El reptil la muerde y fallece inmediatamente.
Antes había dejado una nota dirigida a Augusto: “Entiérrenme junto a Marco Antonio”.
Hasta el momento no se ha encontrado el lugar del sepelio, que dicen puede estar en Pabusivi Magna.
Según nuestra opinión, los sagrados huesos de Cleopatra y Marco Aurelio serán mostrados el día menos esperado, a la luz de Osiris o en una vitrina de museo del mismo modo que el busto de Nefertitis, en el museo de Berlín, enfrentado a un muro azul; pendiente de un soporte, una peluca sedosa y con brillo, de pelo natural que fue de Nefertiti, nombre que significa “ahí viene la bella”.
Los hechos y personajes de un lejanísimo tiempo-espacio egipcios no son mito sino realidad palpable.
En el museo de Berlín, hacen maravillas extraídas de las entrañas del arenal del valle de los reyes.
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