Viernes, 10 de agosto de 2012 | Hoy
DEBATES
Invitada por el Programa Lectura Mundi de la Universidad de San Martín (Unsam), la investigadora Saskia Sassen expresó de qué modo conviven las diversas disciplinas en las que se formó en su modo de alumbrar lo que dejan “en penumbras” las categorías dominantes que explican las relaciones económicas y sociales. Algo que se puede vislumbrar en los vínculos que ella devela entre dos territorios clave que se suponen aislados entre sí: la ciudad global y la villa global, descriptos en un texto que Las12 publica en exclusiva.
Por Veronica Gago
La multifacética teórica Saskia Sassen es una asidua visitante de Argentina. Nació en Holanda (1949) pero se crió en Buenos Aires. Las primeras referencias de Marx y de Saussure las escuchó de profesores argentinos en la escuela secundaria, que aún hoy recuerda como influyentes. Estudió ruso a los trece años porque le gustaba el comunismo. Se formó en varias disciplinas (sociología, filosofía, economía, ciencia política) pero no quedó capturada por ninguna. Vivió en muchos países y habla cinco lenguas. Ninguna de manera perfecta. Eso le deja dos opciones, ha dicho: “Vivir la lengua como zona de terror o como zona de experimentación”. Ha optado, sin dudas, por la segunda.
Sassen no tiene sólo una vida académica, también una inquietud de activista política, de intelectual pública, lo que la convierte en una rara avis en el mundo académico estadounidense. Ella misma la define como una vida paralela. Esto le da una especial destreza en lo que llama las zonas analíticas fronterizas (analytical borderland), las zonas en las que se puede detectar y descubrir lo nuevo. Pero en esos terrenos prefiere excavar más que surfear. Alguna vez dijo sentirse a la vez siempre una extranjera y siempre en casa, y parte de una generación desobediente.
Invitada por el Programa Lectura Mundi de la Universidad de San Martín (Unsam), su conferencia tuvo la forma de una entrevista pública. Comentó allí la cocina de su estilo “contra-intuitivo”: “Creo que las categorías dominantes tienen siempre una fuerza explicativa pero también dejan en la sombra muchas cosas. A mí me gusta ir más allá de eso, investigar lo que queda en penumbras. Ahí yo despliego mis tácticas analíticas, me permite un lugar de experimentación de método”.
Sassen se sumerge en el trabajo empírico y en los libros especializados. Pero a éstos, más que leerlos completos, los usa tácticamente. “Así es como trabajo. No como mi marido (el sociólogo estadounidense Richard Sennett). El es civilizado. Yo no. No leo un libro porque sé que es importante o porque hay que leerlo. Me relaciono con los libros como si fueran una mina de oro: me sumerjo, excavo y salgo con lo que me interesa. Esto tiene que ver con mi sensación de tener poco tiempo y un gran proyecto de investigación. Esto produce un tipo de ignorancia.”
Las “contra-geografías” de la globalización también fueron un tema de conversación. Sassen insistió con que le interesa el “espacio subjetivo” que los actores no formales experimentan a través de las tecnologías. Se trata de un uso que no se reduce al “intercambio de información” ni a la “comunicación uno a uno”. “Voy a poner un ejemplo. Un militante de derechos humanos que está en un pequeño pueblo, que milita incluso arriesgando la vida, tal vez no sepa usar las tecnologías en el sentido clásico, pero esas tecnologías le provocan una sensación importante: sabe que no está solo. Esta es otra función que no es lo que solemos llamar comunicación.” A este tipo de actores la socióloga los denomina “actores globales no cosmopolitas”: “Son fundamentales para pensar lo global de otra manera”. En esta línea, Sassen dijo que lo que pasó en Plaza Tahrir, en Egipto, fue muy mal interpretado en Estados Unidos, donde se bautizaron esos hechos como “La revolución Facebook”: “Ahí la comunicación empieza por los barrios marginales que tienen una estructura urbana, material, muy diferente de lo que son los suburbios estadounidenses. Es esa estructura de comunicación vecinal la que cuando se junta con Twitter y Facebook genera una convocatoria impresionante. Pero es ridículo obviar esa dimensión territorial”.
Aquí publicamos en exclusiva un texto donde analiza justamente dos territorios clave y profundamente vinculados para pensar las transformaciones actuales: la ciudad global y la villa global.
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