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Viernes, 14 de septiembre de 2012

MONDO FISHION

Tres no es multitud

 Por Victoria Lescano

Flanqueadas por los cuadros de Raúl Soldi que componen la primera muestra temporaria de la Colección Amalia Lacroze de Fortabat, el lunes al mediodía se presentó la colección verano 2013 de Ménage à Trois. En la locación lindante a Puerto Madero, la obra ¿Cuál me pongo? (óleo sobre tela) ilustró el interrogante que en boca –algunas boquiabiertas por el asombro– de las asistentes y clientas de la firma se hizo presente. Las sillas blancas a tono con el ambiente llevaban sus nombres escritos en letra cursiva, como el logo de la marca que alude a un trío amoroso. Fundada a mediados de 1980 por Amelia Sabán, hija de fabricantes textiles que empezó importando ropa hasta que se lanzó a la boutique y marca propias. Esas primeras filas de seguidoras de la moda lucían una profusión de tailleurs procedentes de un fondo de placard con paños nobles, cashmeres de verdad, capitas de tweed en color beige con algún frou frou, zapatos y carteras con pedigrí y copa de champagne en mano.

Dijo la conductora del programa de cable Chic –Muñeca Moore–, “acá vienen las mujeres más elegantes de Buenos Aires, fijate que tienen zapatos y carteras fabulosos y ninguna lleva una plataforma de Sarkany”.

De la pasada inicial, con una selección de atavíos para fiesta de la diseñadora italiana Alberta Ferreti (desde hace cuatro años la boutique ofrece ese bonus track de moda foránea), unos y otros pusieron énfasis en la silueta de los años ’20: las flappers contemporáneas en tonos celestes, amarillos, salmón, verde malva, plata y beige acarreaban boas al tono y se paseaban orgullosas de los canutillos, las aplicaciones de encajes, las puntillas y las transparencias.

Enfrentadas al público y en una sola fila, el front row de invitadas especiales bajo sus gafas de sol: Mirtha Legrand, con su traje en variaciones de crudo, zapatos al tono –al arribar con abrigo de piel los paparazzi de rigor la atosigaban a preguntas indiscretas– y un grupo de conductoras y modelos, todas con fondo de velas de las pequeñas embarcaciones de los aledaños y ataviadas para la ocasión, observaban la colección de Ménage cuyo disparador fue “La vuelta al romance” y la premisa “El vestido es el protagonista del verano, así como también la moda de los años ’50”.

De esos vestidos de silueta fifties, ya con plisados en sus faldas, el común denominador de tramas ostentaba prints alusivos a la cosmética, aunque también se colaron algunos camiseros con flores. Algunas modelos lo complementaban con tocados de rafia en crudo.

En el apartado “sastrería”, el más emblemático del estilo Ménage à Trois, sintetizó un smoking blanco con botones negros y casquete rojo que despertó aplausos, tanto como lo harían luego vestidos ceñidos al cuerpo y otros que sumaron juegos ópticos, detalles en negro y en coral.

La pasarela continuaría con “Pastel Romance”, dícese de una categoría estética que in situ exaltó variaciones sobre el trajecito Chanel, en rosa o celeste, con agregados de perlas a modo de guiño cómplice en la cintura. Es vox pópuli que sus citas criollas al traje sastre de Chanel tienen fieles devotas. Pero, a modo de anclaje con el estilismo actual, irrumpieron vestidos camiseros rara avis con superposiciones de encaje chantilly, en tonos de rosa bombón, remixes de tonos pastel sobre negro, visos con mangas y una gran variedad de vestidos de fiesta para diversas franjas etarias, ya sea con encaje y print Liberty y tajos, como otros con morfologías más afines al madrinazgo.

Para las fans de Emilio Pucci, Sabán también hizo su recreación: faldas largas o irregulares con tops de encaje. Hubo además juegos de opuestos entre falda de encaje y blusa Pucci y viceversa que aportaron gracia.

Al cierre, la modelo Guillermina Valdez, ataviada con un viso de estampa Pucci, saludaría junto a la diseñadora con melena elegante y un traje de pantalón oscuro, blusa blanca y una cadena con medalla. Luego todas posaron en el balcón o falso muelle del edificio arty ideado en vida por Amalita para su colección de cuadros: allí, primer plano con luz día y sol fulgurante al tapadito tres cuartos en guipiur celeste, el vestido en amarillo y rosa que culminaba a la rodilla o los vestidos largos con profusión de encaje chantilly, las perlas inmiscuidas entre los rodetes de las modelos y la prédica del romanticismo del verano 2013.

Más info: www.menageboutique.com.ar

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