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En el lenguaje del barrio (que, como todo el mundo sabe, fue hecho, es usado y siempre definido por muchachos), designa sin resabios de delicadeza alguna a eso que ellos quieren (y se supone que deben) leer en ellas: el momento indicado para propinar el zarpazo. Justamente así, subsumido en su segunda expresión (“selección de un comercio en la que se ofrecen artículos a un precio más bajo del que normalmente tienen”) es como una empresa de desodorantes masculinos profundamente embebida en los valores sexistas –campaña memorable: “Marcales el camino”– ha decidido adoptar la palabrita de marras para su nuevo shock publicitario: un código afortunado en el envase convierte al desodorizado en feliz ganador de... ¡una semana en un hotel atendido sólo por chicas! Lo cual viene a confirmar que –sin dudas– la igualdad avanza a pasos agigantados. (Y, que se sepa, nadie dijo ni mu sobre el spot publicitario que difunde una idea tan agradable sobre las mujeres en la radio.)