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Lunes, 14 de marzo de 2011

FúTBOL › EL MARCADOR FAVORECIO A GODOY CRUZ, LA VERDAD FUE OTRA

Lo perdió Estudiantes

Mostró más atributos que el equipo mendocino y generó tantas situaciones de gol que convirtieron al arquero visitante Torrico en figura. Pero cuando le pegaron un golpe de nocaut, no reaccionó.

 Por Facundo Martínez

Lo más claro en la tarde de ayer en el coqueto Estadio Ciudad de La Plata fue que Estudiantes desaprovechó una chance inmejorable de alcanzar la punta del torneo Clausura. Tenía todo a su favor. El regreso de su estrella, Juan Sebastián Verón, luego de dos partidos de ausencia por lesión, y el incansable aliento de sus hinchas que colmaron las plateas y las dos populares del estadio. Pero no era su tarde. Estudiantes jugó mejor que Godoy Cruz, generó más situaciones de gol y convirtió a Torrico en figura pero, en una jugada de tiro de esquina, Damonte puso en ventaja a los mendocinos, que después aguantaron y se llevaron la victoria.

En apenas los primeros 20 minutos de partido, los dirigidos por Jorge da Silva consiguieron dominar el trámite. La clave estuvo en el mediocampo, hiperpoblado, y el espectáculo pasaba más que nada por los constantes roces entre Verón y Damonte, que le daban al partido un condimento explosivo, hasta que el árbitro Germán Delfino decidió imponer su autoridad y llamó a la tranquilidad a ambos jugadores.

Lo que siguió fue prácticamente todo de Estudiantes, con alguna excepción cuando Villar se encendía y con alguna genialidad mediante le ponía pimienta al solitario ataque de Tito Ramírez, nada como para asustar a Orion. En cambio, en el otro arco, Torrico trabajaba a destajo. Estudiantes abusaba quizá del pelotazo, pero bajo esa condición Leandro González sumó una tras otra las chances como para romper la paridad. Entonces sucedía una de dos: o Torrico acertaba todas o González no pegaba una; y eso, claro, despertaba la ira de los plateístas, que le reprochaban su escasa definición.

Algo debió decir Eduardo Berizzo a sus dirigidos en el vestuario, porque Estudiantes mejoró notoriamente su juego en el complemento. Y tardó apenas cuatro minutos para tener una clarísima oportunidad de gol, un cabezazo de Desábato tras un centro de Verón, que no fue sólo porque Russo despejó sobre la línea. Los locales mejoraron más aún con el ingreso de Enzo Pérez, quien aportó llegada y dinámica por la franja derecha.

Pero no siempre gana el que juega mejor. Y Godoy Cruz puede dar cuenta de eso. En una jugada de tiro de esquina, Damonte peinó la pelota con la cabeza o el hombro (ni él lo supo), descolocó a Orion y consiguió romper la paridad. En ventaja, los mendocinos se aferraron a su esquema y apostaron a aguantar la embestida, con un gran trabajo de sus centrales. No era fácil la parada, porque Estudiantes lo atacaba por todos lados e incluso reforzó su ataque con el ingreso de Rodrigo López. Como le había sucedido a González en toda la primera parte y buena parte de la segunda, aunque el equipo de Berizzo se acercaba peligrosamente al arco de Torrico, fallaba en los últimos metros, donde la línea defensiva hacía bien los deberes, jugaba o reventaba, dependiendo de la ocasión, pero les cerraba todos los caminos a los locales.

Se quedaron con bronca los platenses; por lo que pudo haber sido y no fue. Sin embargo, nadie puede quitarle el mérito a Godoy Cruz, que bajo el moderno techo del estadio platense volvió a demostrar su carácter de equipo sólido y compacto.

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Verón y Damonte, un duelo particular.
Imagen: Julio Martín Mancini
 
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