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Lunes, 9 de septiembre de 2002

LA ARGENTINA PERDIO 84-77 ANTE YUGOSLAVIA

El título mundial se nos escapó por muy poco

La Selección Argentina estuvo muy cerca de la hazaña: apenas 17 segundos. El equipo, invicto en todo el torneo, fue llevado por el campeón del mundo al período suplementario, el único tramo del certamen del que no salió triunfante. Los jugadores mostraron bronca por las decisiones arbitrales, pero también su alegría por una actuación sensacional y por la medalla de plata.

Faltó muy poco. La Selección Argentina quedó a segundos de concretar el sueño, pero debió conformarse con la medalla plateada. El equipo de Rubén Magnano estuvo en ventaja hasta los últimos 17 segundos del partido, pero dos simples de Dejan Bodiroga le dieron la igualdad a Yugoslavia, que de esa manera forzó el suplementario. Hugo Sconochini tuvo la chance de liquidar el partido en la última acción del juego, pero no la pudo aprovechar ante una supuesta falta de Marko Jaric. Ya en el suplementario prevaleció la clase de Yugoslavia, que se quedó con la victoria 84-77 y repitió el título mundial logrado en Grecia ‘98. La sensacional tarea de Fabricio Oberto no alcanzó para lograr el oro, aunque quedó clara su jerarquía, ya que dominó a Vlade Divac y al resto de los pivotes. Argentina sintió la baja de Emanuel Ginóbili, que jugó apenas 12 minutos y dando evidentes ventajas físicas.
La apuesta de Rubén Magnano fue clara. Sin Ginóbili, la premisa fue buscar permanentemente el juego interior. De esa manera, Oberto, Wolkowyski y luego Scola comenzaron a tomar protagonismo en el goleo y a desgastar a los yugoslavos. Todos los puntos del primer cuarto llegaron desde la zona pintada, una prueba de que la idea era provocar esa alternativa. Por el contrario, el planteo de los europeos fue buscar el tiro externo, en especial a través de Peja Stojakovic. Además, como Divac estaba en una noche negra, la tendencia no tardó en acentuarse. Un par de decisiones equivocadas sobre el cierre del cuarto permitieron que los yugoslavos sacaran cinco puntos de ventaja en un trámite muy cerrado.
No cambió demasiado en el segundo cuarto. El encuentro siguió muy parejo, sin que los yugoslavos pudiesen despegarse ni que Argentina lograra pasar al frente. A pesar de cargarse de faltas, los de Magnano consiguieron mantenerse cerca en el marcador. Claro que lo mejor se dio en el arranque del tercero. Con un parcial 14-2 en los primeros cinco minutos, Argentina sacó diez de ventaja, siempre con los puntos de los internos, a los que ahora se les sumaba Palladino.
En el último cuarto, Argentina llegó a disfrutar de hasta ocho puntos de ventaja, aprovechando una actuación mágica de Oberto. El pivot cordobés anotaba con sus tiros cortos, exhibía toda su solidez en defensa y hasta mostraba una llamativa efectividad en los tiros libres, su punto más flojo. Además, la presencia de Ginóbili en la cancha, más simbólica que efectiva, era un aliciente para sus compañeros. Parecía que con ello alcanzaba para la hazaña. Sin embargo, del otro lado surgió la figura de Bodiroga. El mejor jugador de Europa sacó la cara por su equipo y levantó el partido. Dos triples consecutivos y dos penetraciones con su sello le permitieron a Yugoslavia llegar al último minuto en partido.
En ese momento, Sconochini intentó repetir su labor ante Alemania cuando tomó la responsabilidad en ataque. Pero ayer no tomó buenas decisiones, fallando en sus últimos cuatro lanzamientos. Hasta que llegaron los libres de Bodiroga y las jugadas polémicas. A 10 segundos del final, Argentina perdió el balón en su campo y Scola se lo robó a Divac, aunque los árbitros le cobraron falta. El serbio falló los dos tiros y Sconochini tuvo el triunfo en sus manos en la última corrida. Claro que en su camino al aro se encontró con el cruce de Jaric y no pudo convertir. Todos protestaron por la falta, pero los árbitros no pitaron nada y el partido terminó.
Ya en el suplementario, Yugoslavia sacó rápidas ventajas a través de un triple de Stojakovic. Los de Magnano se desesperaron y buscaron descontar con tiros lejanos, sin efectividad. Hubo una última posibilidad con un triple de Montecchia, pero el lanzamiento rebotó en el canasto. Con tranquilidad, los yugoslavos no desaprovecharon la chance y se quedaron con el título. Fue justo por los yugoslavos, pero los chicos argentinos se merecían el oro.

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Se eleva en bandeja Hugo sconochini antela marca de Divac en los emotivos instantes finales del último cuarto. Argentina estuvo demasiado cerca de la gloria como para resignarse.
 
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