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Lunes, 9 de septiembre de 2002

RIVER SUMO UNA DECEPCION MAS EN UNA SEMANA SIN TRIUNFOS

No alcanzó con la vuelta del Cabezón

El equipo de Núñez cerró una semana maldita, con un empate sin goles ante Arsenal, luego de haber caído ante Huracán y frente a Racing por la Copa Sudamericana. D’Alessandro volvió, pero no pudo ser el conductor que el conjunto necesitaba, y ahora son tres los puntos que lo separan del líder Independiente.

 Por Adrián De Benedictis

Las expectativas de River no sólo pasaban por reencontrarse con la victoria luego de dos derrotas consecutivas, sino por volver a desplegar el juego que exhibió hace un par de semanas en La Plata, cuando aplastó a Estudiantes con suma contundencia. Pero además, la cuota extra con la que contaba en esta oportunidad era la reaparición de su máxima estrella, Andrés D’Alessandro. El volante apenas había jugado un poco más de un tiempo ante Colón, en la tercera fecha, hasta que una lesión le impidió continuar en el equipo. Y por lo que mostró ayer en la cancha de Lanús, D’Alessandro todavía está lejos del nivel que alcanzó la temporada anterior. Su actuación no logró romper la igualdad sin goles, y ahora River se alejó un poco del líder Independiente.
El campeón Mundial Sub 20 se dedicó más a intercambiar palabras con sus rivales, y se olvidó de su función específica: conducir al actual campeón del fútbol argentino. Como los encargados de marcarlo en Arsenal fueron Esmerado, Patricio González y Cristian Alvarez, el jugador de River estuvo más interesado en “dialogar” con los tres rivales, que en ordenar los circuitos de ataque para River. Curiosamente, después de cumplir la sanción que le prohibió jugar las dos primeras fechas del campeonato, D’Alessandro había remarcado que cambiaría su actitud ante los rivales y ante los árbitros. Pasado un tiempo de aquellas palabras, el talentoso jugador tuvo actitudes que le impiden desplegar todo su potencial en la cancha.
Luego del empate en el Sur, D’Alessandro dio a entender que en Arsenal había órdenes de controlarlo “de cualquier manera” (ver aparte). Por lo que se vio en el campo, la deslealtad no existió en ningún momento entre los jugadores de Arsenal. Para colmo, D’Alessandro sintió que haciendo gestos, pidiendo sanciones para los jugadores locales, y recriminándole al árbitro solucionaría todos los problemas que tuvo River para llegar con peligro al arco de Limia.
Durante la primera parte, Arsenal fue el que estuvo más cerca de convertir. Construyendo situaciones por el sector derecho, entre el ingresado Vespa, Javier Morales y Silvio González se las ingeniaron para provocarle trabajo a Buljubasich. Al principio, primero Morales intentó tocársela por arriba al arquero, y luego Andrizzi cabeceó por arriba un centro de Silvio González.
River buscó cambiar su imagen en el segundo tiempo, precisamente cuando D’Alessandro se encendió.Apenas habían pasado cinco minutos, cuando el volante probó al arco con un zurdazo que se fue al lado del palo. Luego de esa acción, el arquero Limia le tapó un derechazo a Luis González, otro remate a Astrada, dentro del área, y un nuevo tiro de D’Alessandro. El público se despertó recién cuando Argentina finalizó su participación en el Mundial de básquet, y los de River por primera vez le “solicitaron” un cambio al técnico Pellegrini: “Poné a Pipino (por Cuevas) la p.. que te parió”, se pudo escuchar.
Recién a los 27 minutos Arsenal casi abre el marcador, pero el cabezazo de Morales, sin marca, salió por al lado del arco. River siguió presionando y González primero, y Gabriel Pereyra después, tuvieron su chances pero carecieron de precisión. Ya a esa altura, D’Alessandro participaba muy poco de la desprolijidad con la que atacaba River, y la impaciencia del campeón sumó un nuevo capítulo.

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Dominguez intenta pegarle a la pelota ante la presencia de Cogliandro. Después de esa acción, el defensor de Arsenal tuvo que dejar la cancha.
 
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