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Lunes, 30 de enero de 2012

Una carrera con historia

 Por Gustavo Veiga

La precursora de todas las carreras que homenajean al atleta desaparecido el 8 de enero de 1978 se corre en Roma y se llama La Corsa di Miguel. Se realizó por primera vez en 2000 y un año después se organizó la versión argentina en Buenos Aires, el 11 de marzo de 2001. Aquella vez se largó desde la puerta del Cenard. La siguieron ciudades como San Miguel de Tucumán, Berazategui (donde vivía cuando lo secuestraron), Morón, Bariloche y Puerto Madryn en nuestro país; y La Habana, Barcelona y Miami en el exterior.

Su nombre trasciende el clásico maratón competitivo o recreativo. Lo prueba la presencia ininterrumpida de Elvira Sánchez, la hermana del fondista, en cada enero del invierno romano. Lo prueban los testimonios de quienes dicen presente cada año, como Paolo, el italiano que escribió un mensaje en www.lacorsadimiguel.it, hace una semana: “Miguel corre sempre nei nostri cuori. Viva la libertà, viva la corsa. Viva Miguel”.

La decimotercera edición que se corrió el 22 de enero pasado tuvo el record de participantes anotados: 7500. La simpática Elvira, como siempre, abrió la carrera con unas breves palabras: “Cada año veo más y más amigos de Miguel en Roma y eso me hace sentir una gran emoción. Agradezco a todos los organizadores y participantes de este evento mantener siempre viva la memoria de mi hermano y los miles de argentinos desaparecidos”.

El italiano Andrea Lalli ganó los 10 kilómetros con un tiempo de 29m01s y la marroquí Hanane Janat se impuso entre las mujeres con 33m39s. Un atleta argentino, Tobías Gramajo –el único que corrió la prueba competitiva– se clasificó 25º con 32m50s. Otro argentino fue espectador destacado de la prueba, según la página web de la carrera: el ministro secretario de la embajada en Italia, Carlos Cherniak.

El periodista Piccioni viene organizando La Corsa di Miguel con dedicación metódica, la misma que puso cuando el 20 de enero de 2007 concretó el homenaje a los jugadores desaparecidos de La Plata Rugby Club en Roma. Al evento, un partido recreativo con la ovalada, lo llamó “L’Ovale del Cuore”, una expresión que no necesita traducción. Raúl Barandiaran, ex compañero de los diecisiete rugbiers y militantes políticos víctimas del terrorismo de Estado, asistió a la capital italiana invitado por los organizadores. En abril de ese mismo año, Piccioni, redactor de La Gazzetta dello Sport, visitó Buenos Aires. Los familiares y amigos de los deportistas no olvidarían aquel gesto. Le hicieron un reconocimiento en el Club Hípico de La Plata.

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