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Jueves, 7 de abril de 2016

FUGA ELECTRONICA

Luego de que Barem firmara para Minus, el sello de Richie Hawtin, a mediados de los 2000, la nueva generación de productores y DJ nacionales vieron en ese fichaje, ante la dictadura del progressive, la solución para dedicarse profesionalmente a su afición. Así que uno a uno siguieron los pasos del alias de Maurice Barembuem, y se establecieron en Berlín, donde se corrió la bola de que había una diáspora argentina con un discurso potencialmente distinto. De eso dio fe la revista Groove, la Biblia alemana de la electrónica, en 2011, cuando preparó un dossier denominado Clubmusik Aus Argentinien (Club Musical Argentino), del que fueron parte Ernesto Ferreyra, Nico Purman, Guti y quien quizá mejor se posicionó: Jonas Kopp. A los que tiempo después se sumaron Alexis Cabrera, Federico Molinari y Pablo Denegri y muchos otros. No obstante, no hay que tener mala memoria: el pionero fue Raving Mad Carlos, quien partió para allá cuando el punk y el techno se abrazaban lascivamente en la pista de baile.

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