Decir que el alemán Uwe Tröschel es un tipo poco convencional es decir poco, y no sólo porque su sueño sea abrir un museo dedicado a perros San Bernardo. Lo que verdaderamente lo ha convertido en un personaje particular es la manera en que se ha propuesto recaudar el dinero para llevar adelante su proyecto: con el objetivo de juntar 100 mil euros, el hombre de 42 años ha puesto en venta... ¡su cara!, convirtiéndola en una marquesina andante.

A cambio de jugosos billetes, Uwe promete tatuarse marcas en el rostro y, a saber, ha puesto distintos precios según tamaño, lugar y exposición. Así, publicitar de por vida en sus mejillas sale 20 mil euros, mientras que un auspicio en la nariz cuesta dos mil y el mentón, unos cinco mil. Si se tiene en cuenta que la tinta es “para siempre”, Uwe es una ganga.

Así lo han entendido distintas empresas que ya pelean por un espacio desde Reino Unido, Holanda, Suiza y, por supuesto, su Alemania natal. “No paro de recibir correos de marcas con real interés en pautar en mi cara. Lo malo es que no tengo mucho espacio”, explicó el alemán que, al momento, ha hablado con una compañía de publicidad llamada Riedle interesada en su mentón o tiendas online como Babynizer, que van por los cachetes.

Diseñadores e inmobiliarias también lo han contactado para volverse posibles auspiciantes. El problema, sin embargo, sigue siendo la frente: “Cobro 50 mil euros por ella y aún no he encontrado a nadie que quiera invertir esa cantidad”, afirmó el particular Uwe, que tiene antecedentes en casos como el Karolyne Smith, una norteamericana de Utah que, en 2005, recibió 10 mil dólares por tatuarse el logotipo del casino online Golden Palace en su frente. Más accesible, sin duda, pero menos abarcativa: el resto de la cara quedó sin intervenir.