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Domingo, 22 de junio de 2014

INCREÍBLE PERO REAL

HITOS La abdicación del rey Juan Carlos en favor de su hijo Felipe (El Preparado, le dicen) tuvo un coletazo de censura cuando la empresa editora de la revista satírica El jueves decidió que la tapa ilustrada por una de sus principales espadas no podía salir a la luz, dejando fuera de circulación unos 60.000 ejemplares. Renuncias, revistas alternativas y pronunciamientos varios suman un escándalo más a la desgastada monarquía española.

 Por Angel Berlanga

“En estas fechas tan señaladas, nos llena de Orgullo y Satisfacción comunicar que hemos vendido 22.000 ejemplares en 24 horas. ¡Viva España!”

La frase es de hace tres días y su origen puede radicar en varios hitos, saltos al pasado de casi tres semanas, o de 37 años, o de más de tres siglos, el tiempo que llevan los Borbones en el poder. El lunes 2 de junio, a una semana de los resultados bochornosos de los dos principales partidos en las elecciones para el Parlamento Europeo, Juan Carlos de Borbón sorprendió a unos cuantos con un anuncio: que se iba. Como Ratzinger, pero sin necesidad de fumata blanca, porque ahí estaba su hijo mayor, Felipe, listo para heredarlo. El ojo de aquel elefante sigue clavado en el hombre que lo mató para entretenerse. A la rotura de cadera le siguieron los trastabilleos, una hija y un yerno juzgados por curros varios, otra amante descubierta, los recuerdos de negocios turbios. Entre esos asuntos y la crisis política y económica que no cesa, la monarquía pasó a tener tan mala imagen que se ordenó a la encuestadora oficial que no difundiera más las cifras de desaprobación que obtenía. La abdicación es un intento tan evidente como desesperado por oxigenar el poder con “El Preparado” –así le llaman a su hijo–, que paradójicamente provocó manifestaciones multitudinarias en las plazas principales de todo el país en reclamo de un referéndum que dirima entre reyes y república, asunto que los principales medios soslayaron y rebajaron lo más que pudieron. Para una publicación satírica como El jueves el tema tendría que ser un festín: uno de sus humoristas gráficos, Manel Fontdevila, ilustró la portada con el dibujo que se ve aquí, el rey que procura zafar del olor del contenido de la corona que está por poner en la cabeza de El Preparado. Pero con 60.000 ejemplares en imprenta la cosa fue para atrás: por decisión de RBA, la empresa editora, El jueves no saldría con esa tapa. Así que Fontdevila renunció. Y lo siguieron 17 dibujantes de la revista.

Orgullo y Satisfacción: así se llama la publicación digital que, tras la censura, armaron los escritores y dibujantes que renunciaron. “No queríamos quedarnos con las ganas de decirle adiós a Juan Carlos y de dar la bienvenida a Felipe VI, que estas cosas si las dejas dentro se acaban enquistando”, explican. Entre que el rey viejo firmaba el miércoles y el rey nuevo asumía el jueves, 22.000 lectores habían pagado un euro y medio (o más, si les daba gana) para descargar el comic. En cinco días, la página de Facebook convocó a 50.000 seguidores. Aunque Orgullo y Satisfacción fue pensada inicialmente como una publicación única, centrada en los Borbones (su aparición coincidió con el cambio de cabeza para la corona), se entrevé que el equipo que la conformó buscará alguna continuidad (incluso quizás en papel). Este número fue dirigido y coordinado por Fontdevila, Albert Monteys, Bernardo Vergara, Guillermo y Manuel Bartual, autores de las 82 páginas con viñetas, tiras y chistes junto a Lalo Kubala, Luis Bustos, Malagón, Asier y Javier, Mel, Paco Alcázar, Ágreda, Paco Sordo y Triz. También hay textos de Iu Forn, Pepe Colubi e Isaac Rosa. “Por supuesto que no esperábamos una acogida tan espectacular”, dijo en una entrevista Bartual, fundador de ¡Caramba!, la editorial que canalizó la revista digital.

“Siento mucho romper con El jueves, un sitio en el que he trabajado muy a gusto y con gente a la que quiero un montón que, a pesar de su editor, seguirán haciendo una revista que dirá más que la mayoría de los medios”, escribió Fontdevila en su página, en una viñeta autorreferencial en la que se lo ve con la cara enterrada en el tablero de dibujo. El jueves comenzó a publicarse hace 37 años, en 1977, y es referente en su género. En 2007 hubo otro episodio de censura: un juez ordenó secuestrar un número con una tapa ilustrada por Guillermo, pero en esa ocasión la editorial respaldó a sus autores. “No sabemos ni sabremos nunca los mecanismos que han intervenido en la cúpula de RBA, pensad lo que queráis –escribió Monteys, que fue director de la revista entre 2006 y 2011–. Sí sabemos que gracias a esa decisión en el kiosco casi no habrá alternativa al discurso unitario: ‘La monarquía es necesaria y es el futuro’.” Monteys escribió también que la editorial prohibió expresamente hablar de la Casa Real en la portada. “Hay tanta dignidad y valor entre los que nos vamos como entre los compañeros y compañeras que se quedan a batallar la revista”, agregó. J. L. Martin, uno de los fundadores, está apesadumbrado por el cisma, pero decidió quedarse: “No soportaría las risotadas de quienes siempre han querido acabar con El jueves –escribió–. El jueves va a seguir diciendo cosas que solo se atreve a decir El jueves”.

“En estas fechas nos llena de orgullo y satisfacción...” es un lugar común que solía usar el ex rey Juan Carlos en sus discursos navideños. Pero hace rato que la fiesta terminó y que la corona huele mal. “Dicen que la monarquía nos conviene porque es garante de estabilidad –escribió Isaac Rosa en este número rebelde–. Pues vaya mierda de estabilidad. En tres siglos de Borbones hemos tenido una guerra de sucesión, cinco guerras civiles, incontables golpes de Estado, sublevaciones de todos los colores, cambios de dinastía, varias dictaduras, dos intentos republicanos frustrados, una ocupación extranjera. ¿Hace falta que siga? Menuda estabilidad nos garantizan los Borbones.”

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