rosario

Martes, 8 de enero de 2008

SANTA FE

"Quisiéramos volver atrás y cambiar el tiempo, pero no se puede"

Así se expresó el cura del barrio santafesino durante los
sepelios de los chicos de 10 y 13 años que perdieron la vida
mientras realizaban un campamento en el Valle de Santa Rosa.

Momentos de profundo dolor y consternación se vivieron ayer en la Parroquia San Pablo, durante los sepelios de Juan Cruz Cejas y María Candelaria Alcoatti, los chicos de 10 y 13 años que perdieron la vida mientras realizaban un tradicional campamento anual en el Valle de Santa Rosa de Calamuchita. Los niños formaban parte de un contingente de 72 scouts y 20 adultos que el pasado viernes habían llegado al establecimiento Los Algarrobos, en la localidad de Santa Mónica, cuando una fuerte tormenta de lluvia y granizo se desató sobre el lugar, junto al arroyo El Quebracho, originando una tragedia que enlutó a todo el barrio Guadalupe. Durante la misa, el párroco Marcelo Frank expresó: "Quisiéramos volver tres días atrás y cambiar el tiempo. Sin embargo, no se puede. Tenemos que seguir, asumiendo la historia de nuestra vida". Frank además salió en defensa de los coordinadores al señalar que están "muy bien preparados". En horas del mediodía, los niños recibieron sepultura en el cementerio municipal.

Durante toda la noche del lunes, familiares y amigos de Juan Cruz y María Candelaria velaron los restos de los pequeños. Ayer, alrededor de las 10.30, llegó el cortejo que trasladó el cuerpo de Juan Cruz Cejas, a la parroquia San Pablo, ubicada en pleno barrio de Guadalupe. Padres, vecinos, compañeros y amigos llegaron hasta el templo para despedir los restos del chico de 10 años, que falleció cuando un viejo árbol cayó sobre un carpón, donde los guías de la expedición habían trasladado a varios de los scouts para intentar protegerlos de la feroz tormenta que se desató sobre el Valle de Santa Rosa de Calamuchita, a 95 kilómetros de la capital cordobesa.

El árbol también golpeó a María Candelaria, quien cayó al interior de un arroyo y desapareció bajo la fuerte correntada en medio de un alud de agua y barro. El cuerpo de la menor fue encontrado el domingo a la mañana, a unos cinco kilómetros del lugar donde había caído por un grupo de rescatistas, tras incesantes tareas de rastrillaje.

"Sabemos que la muerte es un acontecimiento ineludible. A todos nos gustaría morir cansados de haber vivido. Lo que podemos decir es que no debe haber desesperación. Tenemos que seguir caminando y viviendo, en esto que no podemos descifrar ni decir por qué pasó. Es la misteriosa voluntad de Dios, que ahora le tocó a esta comunidad y a esta familia, de una manera tan punzante"', expresó el padre Frank.

El cura de la Parrquia San Pablo agregó: "Ojalá, y a medida que se apacigüe el alma, el corazón y el cuerpo, se vaya viendo cómo seguir, esperando que llegue la calma, se renueve la esperanza y la felicidad".

En declaraciones reproducidas por el portal Notife.com, los scouts más grandes relataron, en relación al comienzo de la tragedia, que "todo transcurría con normalidad, hacía mucho calor; de repente sopló viento, llovió y cayeron piedras; no podíamos ver, pero sacamos a todos los chicos para poder guarecernos. Fue un desastre, no tuvimos tiempo para nada; fueron minutos eternos, volaban las mochilas".

Posteriormente, el padre Frank comentó que "en cualquier circunstancia donde muere una persona hay mucho dolor, pero mucho más cuando es imprevista e involucra a niños. Es una terrible frustración porque los campamentos son una parte esencial de las actividades de nuestros grupos scouts". Según el cura, los chicos "salieron con mucha alegría el viernes y en menos de 24 horas pasó esta tragedia. Pero la gente está acá, presente, con fortaleza y con esperanza cristiana".

El párroco además despejó dudas relacionadas con la organización del campamento y la experiencia de los coordinadores, al manifestar que "yo no estuve ahí, no soy perito en el tema, pero están muy bien preparados. Lo que me dicen es que -aunque no es poco la muerte de dos niños- cuando el fenómeno climático terminó, pensaron que el saldo iba a ser peor. No fue así por la voluntad de Dios y por la habilidad de los dirigentes".

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Momentos de profundo dolor se vivieron ayer en la Parroquia San Pablo de Santa Fe. "Cuando el fenómeno climático terminó, los coordinadores pensaron que el saldo iba a ser peor".
Imagen: Telam
 
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