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Domingo, 7 de diciembre de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › MúSICA. TRANSGRESOR, COMPROMETIDO Y EMOTIVO FUE EL RECITAL DE LILIANA FELIPE EN ROSARIO.

Encanto provocador de una trovadora

La autora cordobesa-mexicana llegó por primera vez a la ciudad y presentó "Mil veces", su último trabajo. Eludiendo de manera inteligente el panfleto, Felipe reafirma aquello de que el arte todavía puede seguir siendo testimonio.

 Por Julio Cejas

La compositora, cantante y actriz Liliana Felipe recaló el viernes por primera vez en Rosario, para presentar su nuevo disco "Mil veces mil", en el Teatro de Radio Nacional Rosario (Córdoba 1331). Nacida en Villa María, Felipe es el símbolo de toda una generación que debió exiliarse en épocas de la dictadura militar y que terminó desarrollando su carrera artística en México, carrera directamente ligada con el compromiso político y los derechos humanos. En realidad, la presentación de este disco fue un pretexto para confirmar la capacidad de convocatoria que esta cordobesa-mexicana tiene entre un público formado en su gran mayoría por mujeres y por militantes y muy pocos artistas que conocen de cerca la producción de esta auténtica creadora.

Liliana Felipe estuvo siempre ligada al teatro y fue junto a su pareja la actriz mexicana Jesusa Rodríguez la fundadora en los años 90 de el Teatro Bar El Hábito, un espacio emblemático dentro de la cultura de la resistencia, por donde pasaron entre otras figuras la cantante Chavela Vargas. Es todavía una de las contadas artistas que sigue uniendo su profesión a un firme compromiso contra las instituciones oficiales como la Iglesia y el Ejército que fueron responsables de la desaparición de su hermana y su cuñado en los años de plomo.

Pero lejos de aferrarse a una poética marcadamente panfletaria, Felipe ha sabido mixturar en sus canciones, ritmos que cruzan gran parte de la rica cultura argentina y mexicana, siempre al servicio de una claridad conceptual e ideológica que la transforman en una rara avis dentro del espectro desapasionado y posmoderno, que inunda el mercado de la música popular.

Su vida espeja la idea que tiene del arte y su casamiento con Jesusa Rodríguez es una respuesta directa a la Iglesia de la que suele decir una frase que la pinta de cuerpo entero: "Gracias a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana yo soy atea". Para muestra uno de los temas que regocijó a la platea del Teatro Nacional Rosario: "Cuando cumpla los ochenta/ voy a ser un mal ejemplo/ me voy a meter al templo a gritarle a Torquemada: vete mucho a la chingada (...) Cuando cumpla los ochenta y me robe las limosnas/en la iglesia de la esquina y me tire al monaguillo/ en mitad del evangelio...".

Más allá de esto el tema de la vejez es desarrollado en otra de las tantas vertientes que despliega esta inteligente compositora en ese esperanzado y agridulce himno a la tercera edad: "El cuerpo es".

Como tantos otros temas, compuesto en colaboración con Jesusa Rodríguez, aquí se apunta al cacareado tema del destino de los viejos, sobrevolando una mirada esperanzadora. Pero no todo está dicho con respecto al paso del tiempo y entonces Felipe se lanza al piano desgranando los acordes de "Memoria Mnemosina", donde conmueve al público con fragmentos de implacable pronóstico: "Comienza uno a llegar lo antes posible a sitios donde nadie nos espera/ puntuales al encuentro de algún adiós/ sabiendo que el final puede empezar con esta tos".

En otro tramo, "el asado será tu bienvenida -canta Liliana Felipe-, las abuelas ya trayeron el totín/ nunca es tarde pare llegar temprano..."- mientras por uno de los pasillos de la sala se va acercando un grupo de jóvenes que espera la señal de la cantante para subir a escena. Felipe los saluda efusivamente y los presenta al público con un revelador "todos son mis sobrinos", una ovación recibe a los integrantes locales de la agrupación HIJOS. Precisamente, la sobrina de la cantante es uno de los hijos recuperados y forma parte de HIJOS en México, los jóvenes anuncian que "el año que viene en Rosario, comienzan los primeros juicios orales contra los genocidas que llevaron adelante la represión, y pedimos que nos acompañen, es importante que estos juicios demuestren que no queremos mas impunidad, hay todavía 500 jóvenes que continúan sin conocer su identidad".

El aviso se incorpora al diseño ideológico y estético del recital y reafirma aquello de que el arte todavía puede seguir siendo testimonio de una época y no solo el simple entretenimiento del que paga una entrada para alejarse del escenario que le ha tocado vivir.

Será por eso que el piano dispara una provocadora melodía, mientras la voz quebrada de Liliana Felipe cuenta que "también los pobres tragan saliva/ también la historia está bien podrida/ se aplaude lo que molesta/ si a mí me callan también se oiría".

Y entonces se cuela el tema leimotiv del nuevo disco: "Mil veces mil" que es una ácida mirada acerca del armamentismo y el poder destructor en ascenso, basado en un texto de Carl Sagan: "la bomba aprende a multiplicar por mil/ la bomba para conseguir la paz...". Y entonces el público se anima y acompaña el festivo y perturbador estribillo de "Curucucha": "Los milicos son unos hijos de puta/ y muchos curas también...".

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Liliana Felipe tiene una potencia escénica que atrapa y sus letras son poderosos dardos.
 
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