En la música clásica en general, es habitual usar la palabra Maestro para --a modo de título nobiliario- anteceder el nombre y apellido de todo músico destacado. Sí, tan habitual, que a veces su sentido se tergiversa y pierde totalmente su significación original. Pero en este caso puntual, los términos Maestro y Maestrina deberían ser aplicados sin lugar a dudas para estos dos grandes de la música para piano, de la enseñanza, de la difusión musical, de la promoción de nuevos valores: Antonio de Raco y Lita Martínez Galván. Este enero del Bicentenario trajo consigo el fallecimiento de estos dos grandes referentes de la música académica argentina.

María Josefina Bertossi, en su doble faceta de cantante y periodista, estuvo muy cercana a ellos, compartiendo escenarios y entrevistas. "Con Lita fuimos colegas identificadas por dos oficios: intérpretes musicales y divulgadoras de la información musical en los medios de comunicación", dice a Rosario/12 esta periodista, comunicadora social y locutora nacional especialista en el área de las actividades culturales, fundadora del sitio web rosarino Entre Notas, que lleva más de siete años difundiendo la información relacionada con la música en la ciudad.

"Lita nunca dejó de alentarme, ya fuera en mi actividad periodística como en la musical. Era muy activa y trataba de asistir a todos los conciertos. En mi caso, no faltaba a ninguno de mis conciertos, incluso cuando yo no la había invitado personalmente. Siempre recibí sus mejores críticas, ya sea para decirme lo mucho que le había gustado como también sugiriendo cambios sobre algo que a su juicio no estaba bien. Con esa misma actitud la vi y escuché con otras personas y muy especialmente alentando a los intérpretes más jóvenes".

Lita Martínez Galván fue una destacada pianista, que en sus comienzos ofreció conciertos de música de cámara, para posteriormente ingresar a la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario. Allí, y durante mucho tiempo, escribió las notas de referencia de los programas de mano de las obras interpretadas en cada concierto de la orquesta. También fue redactora de Radio Nacional alrededor de veinte años, en donde comentó los conciertos nocturnos, los del mediodía y los de la tarde".

- ¿Cuál le parece que es el legado de Lita a la sociedad?

- Lo que nos deja es el deseo y vocación de divulgar la música y sus intérpretes: recordemos que paralelamente a la Orquesta Sinfónica, y a lo largo de varios años, Lita trabajó en Radio Nacional Rosario, teniendo a su cargo el programa "Conciertos del mediodía". También tuvo sus espacios en Radio Clásica Rosario, y en estos últimos años en la FM Latina. Siempre se interesó muy especialmente en los músicos locales y los jóvenes, a los que hizo conocer en el ciclo de "Reportajes Abiertos" (que se llevaban cabo en la sala Vila Ortiz del Teatro El Círculo), por el que pasaron músicos como Alexander Panizza, Fernando Pérez, Ernesto Bitetti, Daniel Rivera, Logioia Orbe, entre tantos otros. Era una "fan" de la Orquesta Sinfónica, y disfrutaba con orgullo cada concierto de esa orquesta.

- ¿Tiene anécdotas de alguna entrevista que le haya realizado?

- Sí, recuerdo que en una entrevista que le hice en el año 2006, me había confesado que su preocupación había sido siempre el poder comunicarse con la gente e informarla, transmitirle su entusiasmo, darle los medios necesarios para que puedan apreciar la música, para que se acerquen a ella. Por eso creó ese espacio de los "Reportajes abiertos", para que en ellos la gente participe y pregunte. Y estimo que ésa es una antorcha que necesitamos que los medios de comunicación masivos tomen alguna vez.

En cuanto a Antonio De Raco --quien fuera docente en la Escuela de Música de la UNR durante los años 60 y 70- , hace poco más de un año la ciudad tuvo el privilegio de recibirlo, gracias a la invitación de sus ex alumnos en Rosario, para recibir de la UNR la distinción de "Doctor Honoris Causa". "Horas antes de ese acto académico, celebrado en el Teatro El Círculo, compartí una charla con el Maestro y con quienes fueron sus discípulos en Rosario", dice Bertossi a esta cronista. "Antonio de Raco tenía 94 envidiables años, era ágil, de voz firme y jovial, y con un humor que era la mejor garantía de su lucidez e inteligencia, dos características inseparables de su personalidad".

De Raco nació en Cittanova (Calabria, Italia), y fue un pianista mundialmente reconocido, realizando más de dos mil presentaciones en recitales y conciertos con orquesta. Fue docente de la Universidad Nacional de Rosario entre la década del 60 y el 70. Su amplísimo repertorio pianístico está integrado por 52 conciertos de piano y orquesta (todos los de Mozart, ejecutados en forma integral en Buenos Aires, por primera vez en el año 1956; los conciertos de Beethoven, de Brahms, Chopin, Schumann, Tchaicovsky, Grieg, entre otros), presentándose en los escenarios de toda Latinoamérica, Estados Unidos, Canadá, Italia, España, Francia, Holanda, Alemania, Suecia y Rusia.

"Mi primer alumno de madurez fui yo mismo", solía decir este destacadísimo pedagogo del piano. "De Raco es sinónimo de Escuela pianística", aseguró Horacio Lavandera, uno de sus últimos alumnos y pianista excepcional. La necesidad de explicarse y clarificar por qué y cómo era su quehacer instrumental y musical, lo volcó a la enseñanza del piano. "Me puse a trabajar durante unos diez años para erradicar las causas de un cansancio que me sobrevenía inevitablemente. Empecé a estudiar cada uno de los componentes de una obra musical, para poder así comprenderla en su intimidad e interpretarla fielmente", dijo De Raco a este diario, en una entrevista realizada en el 2003 por esta misma cronista.

¿Su legado? Sin dudas, y a través de sus años de docencia y formación de pianistas, el lograr en sus discípulos la capacidad de crear el sonido que deseen, de convertirlos en artesanos, arquitectos sonoros; desafiándolos a extraer del piano sonidos en cantidad y calidad necesarias para que éstos logren transmitir emoción y belleza, tanto en ellos mismos como en la audiencia.