Tomando como motivo disparador el medio siglo transcurrido desde el estreno de "Adiós Nonino", el Centro Cultural Bernardino Rivadavia diagramó un ciclo homenaje al fundamental Astor Piazzolla. El programa abrirá este miércoles con la presentación de "Imágenes de Piazzolla", obra del fotógrafo y periodista Carlos Carizzo que reúne 120 imágenes inéditas, tomadas entre 1965 y 1989. Para el viernes 20 está programada la interpretación de la "Suite troileana" por parte de Escolaso Trío (proyecto de los guitarristas Damián Cortés, Mariano Mattar y Andrés Guzmán) y una semana más tarde será el turno del gran bandoneonista Rodolfo "Cholo" Montironi.

Bajo ese mismo marco, y luego de una reprogramación que modificó el calendario original, el lunes 27 y martes 28 de septiembre se realizarán dos encuentros compartidos entre Carlos Kuri y Víctor Oliveros, fundador del Centro Astor Piazzolla de Buenos Aires y considerado una figura de referencia en temas piazzolleanos. En primera instancia, se proyectarán actuaciones y documentales inéditos. Al día siguiente, brindarán la charla "Vigencia de la molestia Piazzolla", en la que profundizarán sobre la historia y críticas realizadas al músico marplatense.

Autor de "Piazzolla: la música límite" (Editorial Corregidor), en diálogo con Rosario/12 Kuri se refirió a las polémicas que todavía despierta la inmensa obra de Piazzolla, y destacó además la participación de Oliveros en el marco de este ciclo homenaje: "Víctor fue amigo de Astor desde la primera época. Además construyó una especie de mito bastante interesante alrededor de su propia persona. Es interesante que la gente vaya a escucharlo, porque no es una persona que transmita sus conocimientos escribiendo o dando charlas, sino que es muy visceral lo que hace. Te puede tararear el 90 por ciento de los temas de Piazzolla con detalles de mano izquierda, mano derecha, violines, las distintas orquestas, los arreglos. Es una cosa impresionante".

Por su parte, Kuri brindará "una perspectiva relativamente histórica de la obra de Astor, poniendo el acento en algunos aspectos que siempre fueron críticos, o que generaron críticas de acuerdo a la época". En ese contexto, el autor comprende que la polémica en torno al bandoneonista no se ha agotado, y que se sigue alimentando producto de "la condición limítrofe que inventó Piazzolla, que es difícil de localizar, más allá de que ahora se acepte que es tango".

Al respecto, la posición de Kuri se distancia del trabajo realizado por algunos de los críticos especializados más importantes del país: "Actualmente hay algunas publicaciones de Buenos Aires, de Federico Monjeau, de Diego Fischerman (autor junto a Abel Gilbert de "Piazzolla. El mal entendido", Edhasa 2009), que tienen una perspectiva con la que empecé a discutir bastante. Se llega a una especie de conclusión de que no hay música escrita de Piazzolla. O sea que nadie va a poder tocar como Piazzolla. Que, en un sentido, es cierto, pero con el mismo gesto borran automáticamente lo que es la escritura de Piazzolla, eso que lo inscribió también en el mundo de la música culta. Si agarrás Youtube podés ver toneladas de interpretaciones y el 90 por ciento, en este momento, son de músicos clásicos. Hay un hilo que se sigue transmitiendo por la escritura, y habrá otro que toca lo que se llama música popular, pero esa zona fronteriza creo que siguió jodiendo permanentemente a los que buscan cierta clasificación".

De allí el título de su charla, inspirada también en algunas situaciones precisas: "Tomé por ejemplo la posición de un director de la Sinfónica de Salta, que hacía la música del Bicentenario y excluía a Piazzolla, con el argumento de que era un género en sí mismo, y hasta ahí le seguimos dando la razón, pero que además las obras cultas de Piazzolla eran prácticamente una basura. Por otro lado, y al mismo tiempo, salió un disco y un libro de Gabriel Castagna (director argentino radicado en Alemania) que se llama ´Argentina sinfónica´ donde también hace un recorrido desde Guastavino, Ginastera, y termina poniéndolo a Piazzolla en la música sinfónica casi como una coronación.

La integridad del ciclo servirá entonces como una buena posibilidad de aproximarse aun más a la figura del compositor "en esta época de post piazzollismo complejo", según el análisis de Kuri, que concluyó: "Si escuchás a Rodolfo Mederos dice que todo está muerto, que el tango es una música de culto, de elite, pero que ya está muerto. Creo que ahí él habla desde su propia impotencia en cuanto a poder cruzar la muralla de Piazzolla. Pero en la década del 70 su propia propuesta era de vanguardia. La marca material es que Mederos no siguió inventando o componiendo en la dirección de vanguardia que tuvo en el 70. Eso es un estigma que deja Piazzolla. Y el contexto musical del momento, en cómo hacer algo en el género que impacte y tenga un nombre propio, pero que no sea el de Piazzolla".