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Lunes, 31 de octubre de 2011

CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. SERVIDUMBRE HUMANA, BASADA EN UNA OBRA DE SOMERSET MAUGHAM, EN EL MADRE CABRINI

Uno de los más grandes melodramas

La película protagonizada por Kim Novak y Laurence Harvey, filmada en blanco y negro en 1964, fue codirigida por Ken Hughes y Henry Hathaway. La historia de amor afiebrado y desprecio nunca fue justamente valorada por la crítica.

 Por Emilio A. Bellon

En su función de mañana, a las 21.30, la sala Madre Cabrini ofrecerá uno de los grandes melodramas de todos los tiempos: Servidumbre humana, film que, partiendo de una novela de Somerset Maugham (uno de los autores más leídos desde la década del 30), mereció numerosas remakes. Esta película del 64, codirigida por Ken Hughes y Henry Hathaway, en la que se libra una historia entre un estudiante de medicina, con cierto grado de disminución física en su pierna, y una camarera: encuentro que, jugado entre rechazos y fascinación, abre espacio a un tensionante melodrama que conmueve por su admirable trabajo de caracterización actoral y su sugestiva atmósfera de época, que orilla la vida prostibularia.

Estrenada en el cine Radar en Rosario, filmada en blanco y negro y distribuida por la Metro, Servidumbre humana cuenta con un notable reparto interpretado por el fallecido actor Laurence Harvey y la hoy casi octogenaria Kim Novak, quien ya había sorprendido al mundo de la crítica por sus roles en Picnic de Joshua Logan, El hombre del brazo de oro de Otto Preminger, Vecinos y amantes de Richard Quine y la sempiterna Vértigo de Alfred Hitchcock, entre otras. Sin embargo, su labor en este film, así lo estimo, no ha sido valorada aún en su justa medida.

Ambientada en Londres, en ambientes suburbanos, Servidumbre humana acerca una historia de amor afiebrado y de desprecio. Y la Novak, en esta ocasión, sigue los pasos de su personaje Mildred Rogers, que anteriormente habían interpretado la siempre sorprendente Bette Davis en su versión de 1934 y ya en el 46, Eleanor Parker.

Pero atento al nuevo cine inglés, a su línea de registrar los grandes cambios sociales y su mirada hacia los sectores mas desposeídos, es que su principal actor, Laurence Harvey, quien ya se había destacado como un personaje arribista junto a Simone Signoret en el film de Jack Clayton, Almas en subasta, es que ahora interpreta a Philip Carey, otro de los personajes diferentes de la narrativa de Maugham, estigmatizado socialmente, capaz de un total acto de entrega y de resignación. Pensemos en el rol que ha asumido Edward Norton en la última versión de su novela El velo pintado, conocida aquí como Al otro lado del mundo.

Servidumbre humana abre su sistema de títulos con imágenes de esculturas de Auguste Rodin, mientras la banda sonora compuesta por Ron Goodwin va creando una atmósfera cautivante, que alcanza un sublime crescendo. Y junto a los actores ya señalados, encontramos a otro de los característicos del cine inglés, Robert Morley, quien compuso al mismísimo Oscar Wilde en una de las tantas trasposiciones fílmicas sobre la vida y juicio del tan perseguido escritor.

En 1964, el film mereció el Oso de Oro en el Festival de Berlín, a la mejor dirección. Recordemos que una secuencia del antológico film de Ettore Scola, Nos habíamos amado tanto, con la voz narradora del personaje de Antonio, el camillero, interpretado por Nino Manfredi. En ese momento, tiene lugar un reencuentro. Y el mismo se da entre Antonio y Luciana, personaje que compone Stefania Sandrelli, quien está ahora con un niño y trabaja como acomodadora en un cine. Se los ve ingresar a ambos en la sala, donde están proyectando el film Servidumbre humana. Y ante lo que se puede definir como una escena de amor, ante la mirada de ellos dos, allí, ahora, en la pantalla, Kim Novak y Laurence Harvey expresan sus palabras, pero con los nombres y las voces de ellos.

Cabe señalar respecto de su autor, nacido ocasionalmente en París en enero de 1874 (su padre era funcionario de la embajada británica en esta ciudad), que cursó toda su formación escolar en Inglaterra en escuelas privadas de alto rango aristocrático, donde por múltiples factores sufrió todo tipo de discriminación. Entre los títulos más recordados, además del film citado que como señalamos tuvo dos versiones anteriores, encontramos: Lluvia, La carta, La luna y seis peniques, El filo de la navaja, Conociendo a Julia, además de El velo pintado y toda una selección de cuentos llevados al cine en films colectivos por varios realizadores.

Seguido por todo un público lector desde los años 30 a los 50, admirado por su gran capacidad de retratar con mirada irónica los diferentes tipos sociales, jugados desde el exceso, atentos a sus pasiones, liberados de todo credo dogmático, William Somerset Maugham expresó en alguna oportunidad: "Un filósofo es alguien que sube a una cumbre en busca del sol; encuentra niebla, desciende y explica, narra, el magnifico espectáculo que ha visto".

Melodrama definido ligeramente como "la historia de una degradación", olvidado posteriormente, simplificado en los manuales sobre la historia del género, hoy Servidumbre humana ha pasado a ser motivo de análisis y estudios. Y en este caso, ambientada en la Londres post﷓victoriana, llegan los ecos de las pasiones adormiladas de los personajes de D. H. Lawrence, censurado y exiliado en Italia, cuya obra El arco iris de 1915, fue quemada públicamente en el mismo año que Somerset Maugham daba a conocer, burlando a los hombres de togas negras, Servidumbre humana.

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El protagónico de Laurence Harvey (ya fallecido) le da espesura al texto de Somerset Maugham.
 
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