Lunes, 21 de julio de 2014 | Hoy
Por Candela Sialle
360km2 cubiertos por 1.500.202 habitantes. Al suroeste Gaza limita con Israel. Los hebreos la llaman Retzu'at 'Azza. El noroeste bordea la península del Sinaí de Egipto, junto a Cisjordania forman los Territorios Palestinos. Los árabes la nombran Qita' Ghazzah.
A cada lado se desprecia al cerdo por su hediondez y se festejan las redes con peces robados al Mediterráneo.
Palestina, Egipto, Israel. Tal es el orden seguido por ONU para repartir la Franja a lo largo del siglo xx. De mano en mano, como los niños con las sorpresitas en sus fiestas de cumpleaños.
Entre el 17 y el 48 perteneció a Palestina. Tras la guerra árabe-israelí, Egipto, testigo silencioso, aprovechó la masacre para ocuparla hasta 1967. Ese año estalló nuevamente el conflicto y el Estado de Israel tomó el mando hasta 1994.
Con la caída del muro mis colegas internacionalistas pregonaron entusiasmados el inminente deceso del mundo bipolar y el advenimiento del "rostro humano" para el capital. Lo cierto es que el Acuerdo de Oslo (1994) entre la Organización para la Liberación de Palestina e Israel sólo fue viable porque contó con las firmas de los supervisores: la Secretaría de Estado Norteamericano y del canciller ruso Andréi Kozyrev. Desde el año 2000 hasta la fecha, Israel ha instalado controles fronterizos que impiden el desplazamiento libre de las personas. Bloquea la circulación de productos comerciales, regula el espacio aéreo y marítimo. Su inteligencia controla la comunicación con Cisjordania y con todo medio oriente, y tiene la potestad sobre el suministro de combustible y agua. Para colmo de males, garúa: "Todavía pasa el viento empujándome". La Franja es territorio de experimentación para el lanzamiento de Misiles.
La dirigencia israelí afirma que se hará todo lo necesario para erradicar la amenaza latente contra el pueblo judío. Aseguran que en esa lonja empobrecida, Al Qaeda, Hamás y la Yihad Islámica diseñan sus atentados.
ONU, madre paradojal según Khalil Gibran capaz de reprochar a su hija: "A ti, que destrozaste mi juventud y que has vivido edificando tu vida en las ruinas de la mía", sufre de disgrafía a la hora de firmar multas ante atentados contra la autodeterminación de algunos pueblos. En la Franja y como consecuencia del bloqueo económico, 40% de la población está desocupada porque la actividad manufacturera se ha pulverizado. Para paliar el hambre, esta madre multinacional y omnímoda ofrece escuadrones de ayuda humanitaria curiosamente, a través del Estado de Israel.
Hoy Gaza se nombra intifada Al-Aqsa, "levantar la cabeza en la mezquita lejana". De acuerdo con el Corán en el viaje nocturno de Mahoma, el recorrido más importante es aquel que parte de La Meca para llegar finalmente a la mezquita mas lejana.
Hace algunas semanas conté que mi madre judía andaba de la mano con un hombre árabe hacía cuarenta años. Sumé que concibieron cuatro hijos más o menos en libertad para elegir (o no elegir) culto y que por ello la menor, abrazó la causa de la Sinagoga con llamativo fervor. Juan Falú, un interlocutor parsimonioso, se percató de esa arrogancia mía de pedagoga moral y con sabia templanza me explicó que el ejemplo familiar de convivencia se practicaba hacía decenios en el barrio de Santa Cruz de Sevilla, en Santiago del Estero, en Tucumán y aquí, en "tu calle San Luis" porque la guerra nunca es una pasión de los pueblos.
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