rosario

Domingo, 12 de agosto de 2007

CONTRATAPA

Un buen truco

 Por Luis Novaresio

¿Qué hubiese pasado si Nazarena Vélez hubiera terminado presa en una cárcel de Casilda? Silencio.

El profesor de Derecho goza con la sorpresa de la hipótesis. Espera que alguno se ría para avanzar. No veo qué le causa gracia, señorita, en la proposición jurídica que estoy haciendo, te dijo. Son abogados. O casi. Son abogados bajo condición resolutoria. La condición es que puedan aprobar un par de materias más. Incluida ésta, ahora se rió el docente.

¿Alguien vio el baile del caño de Nazarena Vélez en el programa Video Show? Difícil atreverse a contestar que no, porque todos lo vimos, me dijiste, y difícil de expresarlo ahora porque Video Show era el programa que hacía Cacho Fontana con la máquina de mirar, un invento de aquella época que consistía en poder grabar en una cinta de una cámara portátil y reproducirla sin más. Todo un avance. Pero sí, todos miramos Show Match y el caño de Nazarena. Corrección. El caño que manipula Nazarena, por más procaz que resulte decirlo. Y murmuramos, sí lo vimos. Por suerte a vos se te ocurrió preguntarle al docente qué tenía que ver la cárcel de Casilda. Usted tiene por delante una gran carrera profesional, te dijo el profesor. Al menos no se queda en las proposiciones de efecto y analiza todos los elementos de lo que tiene delante de usted.

La jueza de Circuito en lo Civil, comercial y de faltas de la 7ª. Nominación de Casilda condenó a dos días de prisión a una mujer dueña de un perro cimarrón grande que mordió a un transeúnte. La doctora Laura Bavaya fundamentó su decisión en el antecedente de otra mordedura que el animalito ya había propinado, con perdón de la metáfora, a otro congénere. La magistrada aplicó sin dudar el artículo 98º del Código de Faltas que dice que "el que en lugares abiertos dejare cualquier clase de animal, sin haber tomado las precauciones suficientes para que no causen daño o estorben el tránsito, será reprimido con arresto hasta diez días o multa hasta tres jus".

Silencio. Yo pensaba en Nazarena, por si tenía perro o por si era pariente, por parte de madre de los Bavaya. Nada. El docente, uno nunca se da cuenta de esto hasta que no está frente a una clase, leyendo mi duda cercana al pensamiento de "este tipo delira", me dijo: ¿Cuasi doctor (bajo condición resolutoria, se entiende), puede leer el artículo 83º del mismo Código de Faltas?: Puedo: "El que con actos gestos o palabras obscenas ofendiere la decencia o pudor público o decoro personal, siempre que el hecho no constituya delito, será reprimido con multa hasta tres jus". Lamer el caño, ¿es gesto obsceno? Refregar la cara de una niña sobre el cierre del pantalón, ¿Es ofensa al pudor público? El caño de Nazarena, ¿ofende al pudor público? Vuelvo a preguntar: ¿Qué hubiese pasado si Nazarena Vélez hubiera terminado presa en Casilda?

Siempre supe que los puritanos, aparte de aburridos, son unos maestros para correr el eje de la discusión. Siempre supe que la exageración del ridículo ayuda a poner en su justa medida el fracaso de la razón. Preguntar por Nazarena es nada más que un buen truco para consultarnos si es razonable que una mujer que incumple su deber de cuidar a un perro puede ir presa como todo remedio de esta técnica de regulación social que se llama derecho.

Ana se emociona hasta las lágrimas cuando habla de su casa. Su dolor más extremo es haber tenido que dejar solos a sus dos hijos de 9 y 11 años por dos días, solos, recalca, en su casa. Ya bastante soledad sufrieron cuando su padre los dejó. No es justo, dice llorando. Por la mañana trabaja como empleada doméstica aprovechando que los chicos van a clase. A la tarde, limpia un par de casas más y hace algunas manufacturas para vender afuera. Parar la olla con sus propias manos. Sabe que no está bien que el perro haya mordido a dos personas y confiesa que no sabe cómo se educa un perro. Apenas si voy aprendiendo a hacerlo con los chicos. Y sigue llorando. Ofreció trabajar en una casa más para pagar de a poco una multa o, cuando le dijeron que no, quiso cumplir su pena de arresto por horas. El secretario le dijo que la jueza no aceptaba. Raro que no haya sido la propia magistrado quien se lo haya dicho. Durmió dos noches en el suelo, custodiada y maltratada en algunos casos por la policía. Y fue justicia.

Si es cierto que las comparaciones son odiosas no menos cierto es que son expresiones de los síntomas de lo que pasa. La ley dura, porque es la ley, se puede aplicar sobre Ana pero a nadie se le ocurriría que esa misma ley golpease en el impresionante lomo de Nazarena. ¿Y por qué? Porque no es razonable, no tiene lógica, en los tiempos en los que vivimos, con todo lo que pasa. ¿Y con Ana si es razonable, tiene lógica en los tiempos en lo que todo esto pasa? Me apuro a decirte que no pretendo que vayan presas las chicas de Marcelo que están saciando con tanto éxito en dosis catódicas de calentura lejana la falta de sexo real en las camas nuestras desde las que vemos la tele. Todo lo contrario. Somos grandes, es tarde y el control remoto es la encuesta de boca de urna más perfecta inventada. La pregunta, la verdad, la del docente de la Facultad de Derecho, pretende golpear desde la exageración la decisión legítima de una jueza (que me dicen es una buena persona) de poner presa a una irresponsable tenedora de un animal, mujer que limpia en casa ajena y sobrevive con sus dos hijos. Los ingleses pensaron hace siglos el concepto de la equidad entendido como las circunstancias del caso que hacen que un hecho sea uno a veces y otro bien distinto más tarde. Por las circunstancias del caso.

Siento, a riesgo de irme al diablo, que arrestar a una empleada doméstica tranquiliza la conciencia burguesa de los que quieren que las cosas "marchen derecho", de los que "acá hace falta orden y una mano dura". Suena a excusa poco vergonzante para creer que las cosas empiezan a cambiar. Con ella no hay riesgo. Porque no hay casi defensa del sancionado. Mucho más comprometido y comprometedor sería animarnos con los valijeros caribeños, los guardadores de bolsas en baños por citar dos recentísimos ejemplos de los cientos de miles que integran el rosario de impunidad vernácula. O, mucho más cerca, con los que malversan los fondos y el tiempo de los ciudadanos desesperados.

Quiso la casualidad que la noticia del perro fuera pegada en la misma página con la del aumento de las raciones de los comedores escolares de Santa Fe. ¡Y encima fue anunciado como conquista! Es que pasamos de 1,40 a 1,60 por chico y por comida. ¡1,60 invierte el estado para que doscientos mil pibes coman! Y 40 guitas para la copa de leche por pibe. Dejame decirte que 40 centavos de ese monto llega desde la nación con un año de retraso. Un peso con sesenta para comer, quizá, la única ración de alimento en serio y cuarenta centavos para el desayuno o merienda. ¿Dos días de arresto por un perro?

Es verdad que las comparaciones son odiosas. Pero ayuda para entender los síntomas de lo que se está viviendo. Es verdad que Nazarena no debe ir presa. ¿Pero qué hubiera pasado si hubiese pasado por Casilda?

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