rosario

Martes, 1 de marzo de 2011

CORREO

Evitable Cuando cosas como la muerte de un albañil suceden, si se cumplen todas las normas, se pueden atribuir a la fatalidad, cuando no es así sólo se puede atribuir a la irresponsabilidad y a la desaprensión. Es indudable que como en muchas situaciones anteriores, la muerte de Víctor Hugo Avelaños, el sábado pasado, se produjo por no cumplir con las exigencias de seguridad en las obras en construcción. Aparentemente, en calle Perú 2319 se trataba de una obra sin el permiso correspondiente, no obstante cabe hacer alguna aclaración. Si bien no cuestiono las buenas intenciones de la Organización Manos a la Obra, a quienes conozco, en este caso específico existe un error de concepto en cuanto al reglamento de edificación. No es exigible una valla perimetral sino una baranda de contención, tampoco es exigible la bandeja de protección ya que se trata de una obra de planta baja y primer piso. En cambio sí está vigente el punto 4.1.1.4 del reglamento de edificación que por ordenanzas 6605/98 y 6938/00, establece que en todo trabajo con riesgo de caída al vacío, además de los elementos de seguridad, deben existir redes de contención 2 metros por debajo de la persona que está trabajando. Estas redes no existen prácticamente en ninguna obra en construcción de la ciudad y esto es responsabilidad exclusiva de la Municipalidad de Rosario, ya que tenemos una legislación precursora en este punto relacionado con la seguridad de los obreros. Jorge Rodolfo Alvarez Vecinos afectados por Obras Visita ¡Qué placer que una persona como Carmen Argibay se interese por el tema de violencia de género! Quisiera creer que es el comienzo para que la justicia cambie algunas leyes que dejan a las mujeres en total soledad. Nadie las defiende, son miles de denuncias, y nada. Solamente cuando muere alguna de ellas en manos de la persona denunciada, todos se enteran que había pedido ayuda, pero nadie la había escuchado. Tengo una amiga en Rosario que llega a su trabajo golpeada, y realizó muchas denuncias, pero nunca nadie llamó a su esposo para preguntarle por qué. Es indignante. Admiro mucho a la jueza Argibay, tiene todo para ocupar el lugar en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Bienvenida a nuestra provincia, y esperemos que muchos jueces aprendan a tener valores como los suyos. Graciela Roldán

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